Mar 28 2022

¿Qué es el I Ching?

ideograma

1.- Mutación, cambio (I): de las tantas acepciones en el idioma chino, la idea general coincide en la alegoría de una serpiente que cambia de piel. Con esto se refleja la mutación periódica en la naturaleza.

2.- Ching: Libro, canon. Los King, Ying o Ching contenían textos considerados importantes o bien sagrados, de todas maneras, contenidos de suma vitalidad en el saber. El más antiguo es el «Canon de la Historia», junto a los Ching sobre la agricultura, regadíos y crianza de bovinos. El primer Ching de sabiduría, matriz de lo que hoy conocemos, fue el Touch (Chou) I, «el Cambio de los Chou», elaborado bajo el gobierno de Wu Wan, cuya culminación fue obra del duque de Chou, hermano del sabio gobernante, apoyado por el príncipe U, hijo del creador de la larga dinastía de los Chou (1100 a. C.).

3.- Trigramas: Composición de tres líneas combinadas positivas y negativas. También llamadas: Semi-Signos, Signos Primordiales, y/o Signos Básicos. Es Positiva una línea recta sin interrupción. Es Negativa una línea recta interrumpida o cortada. Son Ocho las combinaciones de líneas Positivas y Negativas, dando así vida a los Ocho Trigramas o «Signos Primordiales», o «Semi-Signos».La unión de dos Trigramas conforma Un Signo o Hexagrama.Las líneas se dibujan DE ABAJO HACIA ARRIBA, es decir: la primera combinación es la primera línea y se coloca en la parte inferior, luego se agregan, hacia arriba, las otras combinaciones, siendo la última, la sexta, la superior, la de arriba. Los Ocho Trigramas se llaman: Chen, Sun, K’an, Li, Ch’ien, K’un, Ken y Tui. Los fang-shi, hechiceros oscuros, han tergiversado esta fórmula para trabajar con Tetragramas, en donde las líneas son reducidas a cuatro.

exagramas

Cada Trigrama tiene su propia característica y connotación, cumple roles diversos y complementarios, opuestos y armoniosos. Dos son las matrices, por tratarse de tres líneas positivas o tres negativas, sin alternancia de ninguna especie: son llamadas «el Padre» y «la Madre». A las tres negativas se le llama La Madre y a las tres positivas El Padre, por lo tanto, las otras seis combinaciones poseen líneas «paternas» y «maternas» en forma alternadas. Por eso se les llama «hijos» e «hijas». Son «hijos» aquellos Trigramas que contienen dos líneas maternas o negativas; se califican como «hijas» a los Trigramas que contienen dos líneas paternas o positivas. Es decir: un hijo es un Trigrama de DOS LINEAS NEGATIVAS o Maternas y una línea positiva o paterna. Mientras que una hija es un Trigrama que contiene DOS LINEAS Positivas o Paternas y solamente una negativa o materna.

4.- Hexagrama: Combinación de los Ocho Trigramas entre sí, también llamados «Signos». Son 64 en total. Existen 8 Hexagramas Duales en donde el mismo Trigrama se repite dos veces. El Signo 1 y el 2 son la matriz de los otros 62 Hexagramas; por eso son llamados El Creativo y el Receptivo, es decir: un principio de creación dividido en dos grandes partes: Lo Femenino y Lo Masculino.

5.- Líneas: las líneas se extraen de diversas formas, siendo las más aceptadas y conocidas aquella que se saca sobre la base de Tres Monedas, y la que se deduce matemáticamente de 49 varillas. La Primera línea y la última, la sexta, determinan situaciones extremas: o iniciales o tardías. Entre ambas, la más delicada es la sexta, pues generalmente señala advertencias o caminos demasiado elevados. La Segunda y la Quinta son las mejores en cuanto solamente en un par de Hexagramas se tornan ambivalentes, pero, por lo general, son situaciones favorables y óptimas. La Tercera y la Cuarta son las más inestables… señalan condiciones delicadas, sobre todo la tercera; deben ser tomadas muy en serio y con mucha consideración.

6.- Cambios: en las líneas, un Negativo (viejo) (tres sellos) o un Positivo (viejo) (tres caras), señala una línea de cambio y genera un Tendencial. Es decir: en el Hexagrama Principal se lee en particular la línea señalada; mientras que en el Tendencial no se leen líneas particulares. Un cambio es una situación particular al interior de la globalidad que indica el Signo. El resto de las líneas sin movimiento no tienen lectura particular. A las líneas de cambio se les denomina «YIN – VIEJO» y «YANG – VIEJO». A las líneas sin movimiento se les llama JOVENES. Es decir, un Yin puede ser Viejo (en movimiento) o Joven (sin movimiento). Un «YIN-VIEJO» crea como tendencia una línea «YANG-NUEVA». Un «YANG – VIEJO» crea como tendencia una línea «YIN – NUEVA».

7.- Principal – Tendencial: se llama Hexagrama Principal al primer Signo extraído en una consulta. Es el Signo que manda y determina, el Hexagrama que marca el tiempo y la condición, la respuesta básica a la pregunta realizada. El Tendencial es, como lo califica su nombre, una tendencia que se deriva y depende de las líneas de cambio, en movimiento. Si no hay líneas en movimiento no hay Tendencial. Las líneas de cambio determinan las acciones y comprensiones que la persona debe tomar en consideración para luego, como tendencia, alcanzar o evitar el signo que deriva. El Principal habla en forma directa; El Tendencial lo hace en forma probable.

8.- Regentes: hay varios tipos de Regentes. Signo Regente: aparece en la consulta con las varillas. Línea Regente: por composición son Regentes la Segunda y la Quinta; por Movimiento la Regencia de las líneas cambia y se divide en Regentes débiles, fuertes y absolutos; o bien, Regencias Simples o Constituyentes; Regencias gobernantes; y Regencia Absoluta (o «Señor Absoluto del Signo»).Regencia es Mando, Influencia y Control del Movimiento. Cuando NO HAY una línea de cambio en un Hexagrama, se recurre a las Regencias que están definidas en el pie de las explicaciones de este libro.

9.- Entreverados: se llaman Signos Entreverados aquellos que se enlazan, unen y complementan con el Hexagrama Principal, extendiendo su significado, sin reemplazar al Principal. Por ejemplo: la paridad (dual) de los Hexagramas, que van desde el 1-2 hasta culminar en el 63-64; es decir: el 1 influencia al 2; el 3 influye al 4; el 5 al 6 y así hasta el 63, que ejerce su paridad con el 64, se llama «Orden de Secuencia» (Plano Micro- cósmico) y no funciona al revés: el 4 no lo hace sobre el 3, etc. Cuando una respuesta está «entreverada» quiere decir que el Signo IMPAR está estrechamente ligado con su PAR, que tiene por delante, por esta razón deberá leerse AMBOS Signos como si fuesen uno sólo y las líneas de cambios deberán tenerse en consideración de la misma forma. Ejemplo: si en el signo 3 nos dio la cuarta línea de cambio, leeremos conjuntamente, como en una situación única, la cuarta línea del signo 4. Repetimos: el número par no influencia al impar. Suelen confundirse los Entreverados con los Emboscados. Un Emboscado tiende a apoderarse de todo Tiempo y Condición, y suplantar así al Principal. Es decir, son situaciones que pueden hacer variar sustancialmente todo lo que implica el Tiempo. El entreverado NO reemplaza ni altera, sino que complementa sin crear una nueva situación. Otros «Signos Entreverados» son resultado de la Matemática Binaria. Líneas entreveradas: cada una de las seis líneas de un Signo se halla enlazada con al menos dos líneas de un Signo diferente. La lectura de las líneas entreveradas se llama «lectura horizontal», ya que la línea del Hexagrama Principal posee una línea causal y una línea de efecto proveniente de otros Signos, y su lectura no es vertical, como es lo normal en el I Ching, sino que «horizontal». Las líneas entreveradas se leen cuando en el Principal hay líneas de cambio.

10.- Trigramas Intrínsecos o Nucleares Interiores: también conocidos como «Nucleares», cumplen un rol de características Macro-cósmicas en el estudio de una realidad concreta. No hay realidad alguna que no tenga una influencia paralela de origen invisible. La Anti-Realidad, descubierta por la Física, no es otra cosa que la realidad Macro-cósmica en relación con lo perceptible de la materia y la razón. Los Trigramas Intrínsecos se extraen del mismo Signo que hemos obtenido: se separan las líneas 2, 3 y 4, y se conforma un Trigrama; luego se separan nuevamente la 3 y la 4 más la 5, y se constituye un segundo Trigrama. Una edición conocida en Chile, y otras tantas en todas partes del mundo, aparte de varias incertezas e invenciones que no se ciñen a los textos originales, afirma que los núcleos deben unirse para extraer un nuevo Hexagrama. Esto no es así ni corresponde al rol de los Trigramas Intrínsecos. Los dos Trigramas se mantienen separados: determinan influencia sobre los Trigramas «externos», los armonizan, los regulan y representan el factor Macro-cósmico de esa realidad; es decir, la realidad paralela o la Anti-Realidad. Luego, el Trigrama Intrínseco extraído primero debe ser ubicado en su orden Macro-cósmico, en la Rosa de los Vientos, al igual que el segundo. El primero «está abajo», por lo tanto es el núcleo más cercano al PASADO, el segundo «está arriba», por lo tanto se acerca al FUTURO. Llevados a su ordenamiento y puestos en movimiento conoceremos CAUSAS y EFECTOS del Tiempo que señaliza el Hexagrama. Además, de estos núcleos, entre otras operaciones, se extraen Signos Entreverados y tendencias Macro-cósmicas.

11.- Errores a evitar:

Realizar consultas apresuradas y sin concentración. Realizar consultas banales que pueden ser discernidas por sí misma. Hacer las mismas preguntas varias veces. Intentar obtener la respuesta que se desea y no aceptar la respuesta que nos ha entregado la Sabiduría. Jugar con el I Ching como si fuese una entretención adivinatoria. Creer que se conoce el I Ching por saber extraer un Hexagrama. Intentar «interpretar» o «intuir las escrituras»: el I Ching es CIENCIA de Sabiduría y debe ESTUDIARSE, MEDITARSE Y DISCERNIR basándose en las 16 Leyes y las 8 Virtudes, sobre todo tomando como pilar fundamental la COHERENCIA y la OBEDIENCIA que exige la Sabiduría VIVA de esta Maestría Divina. Por último, se acudirá al I Ching solamente cuando lo determine el Tiempo señalizado en una consulta de DIAGNOSTICOS.

Extracto de Libro Tratado I CHING – El Canon de las Mutaciones – «El Séptimo Tiempo»


Mar 26 2022

Homenaje a Wilhelm

H o m e n a j e   a l   M a e s t r o   R i c h a r d   W i l h e l m

wilhelm

En enero del año 1900 estalló en Beijing, y en las zonas portuarias (Hong Kong y Shangai principalmente) una de las rebeliones más sangrientas de la larga historia china.

A fines del siglo 19 el colonialismo inglés impuso el comercio del opio, al usar esta droga como moneda de cambio por las especias que extraía de China. Esta maniobra condujo a «la guerra del opio», que dio por terminada esta práctica, pero mantuvo a los europeos en territorio chino.

A inicios del siglo 20 en las ciudades portuarias y comerciales hubo una masiva presencia de misioneros cristianos ingleses, alemanes, norteamericanos… entre otros. Todos consideraban que las creencias chinas eran «paganas» y «salvajes». El método empleado por estos misioneros fue severo y muchas veces brutal.

Las zonas campesinas no recibieron esta influencia, pero veían con estupor como los «demonios» (como llamaban a los misioneros) vaciaban a los Hombres de sus raíces y, decían, impregnaban a los convertidos un halo de tristeza y de muerte. Las cofradías animistas, grupos de taoístas alquimistas, y gente del pueblo dio origen a un movimiento fanático llamado «los Bóxer», los cuales guiaron la persecución y matanza de extranjeros en suelo chino.

Desde enero a julio de 1900 la rebelión de los Bóxer alcanzó su ápice sangriento: 30 mil chinos y más de 100 europeos quedaron en los campos de batalla.

La numerosa intervención de tropas alemanas, inglesas y norteamericanas apagó con sangre la desigual batalla. Por dos años el Imperio Chino debió alejarse de Beijing y refugiarse en Provincia.

Cuando Richard Wilhelm llegó a China, en 1906, los ecos anti extranjeros, y el espíritu contrario al movimiento misionero cristiano, no había cesado. El misionero adventista comprendió que no se debía intentar cambiar a los chinos, sino que era menester aprender de éstos.

Richard Wilhelm fue tan respetuoso de las creencias chinas que, al poco estar, miembros de la cofradía del «Jade de las Alturas» abrieron ante éste, archivos a los cuales jamás un extranjero pudo antes acceder. Richard W. se fascinó con las coincidencias profundas entre los Escritos Chinos y la Biblia… y desde esa comprobación él asumió una postura crítica del modo en el cual occidente concebía a los chinos, sobre todo tratándose de religión.

Wilhelm no dejó de ser un profundo cristiano y un activo adventista alemán, pero en 1921, al hacer público su arduo trabajo sobre el Libro de los Cambios se dedicó a enseñar no solamente el I Ching, sino que la amplía y rica cosmogonía de la profunda China.

Muchos cristianos europeos que escucharon a Wilhelm cayeron de rodillas ante una cultura religiosa tan completa.

El aporte del Maestro Wilhelm nace con su valentía de ir a China bajo condiciones turbulentas, pero se sella magistralmente con su aporte universal y enriquecedor que hoy heredamos en su traducción del I Ching .

Conocí de muy cerca a algunos de los que fueron sus alumnos y amigos, e hijos de ilustres discípulos del I Ching, en Basilea, en 1988. Quizás muchos de ellos ya no estén en este mundo, pues en ese año, algunos ya pasaban los 80 años. Lo que aprendí con ellos del Maestro Wilhelm es lo que hoy mueve mi alma y mi dedicación; Richard Wilhelm fue un espíritu de la antigua China encarnado en el religioso cristiano de occidente cuya misión era trasladar los Escritos y conocimientos de la Antigua Enseñanza hasta su nueva morada. Porque en China…el espíritu de la Sabiduría había cesado y debía dejar de ser «Cultura China» para convertirse en «Enseñanza para el Hombre».

Sin Richard Wilhelm tendríamos malas interpretaciones del I Ching, o quizás también se habría perdido como otros Libros Sagrados.

Mi homenaje a Richard Wilhelm es de corazón; con la certeza interior de que él vive en parte en este esfuerzo que no es mío, sino que de las Fuerzas de la Sabiduría que actúan bajo el Sello del Jade de las Alturas…

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Tumba de Richard Wilhelm. Nació el 5/10/1873 en Stuttgart y murió el 3/2/1930 en Tübingen a la edad de 57 años.

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Mar 23 2022

Las tres monedas

Tres Monedas:

Aquello calificado como «cara» tendrá el rol de Positivo; al «sello» le entregamos la connotación de Negativo. Se realiza una pregunta, ojalá escrita, y se procede a buscar la respuesta mediante el lanzamiento de las Tres Monedas. Se tienen entre las dos manos y se repite la pregunta. Con la mano izquierda se dejan caer las tres monedas juntas sobre una superficie plana, ojalá cubierta por un paño de color oro. Así la misma operación se realizará seis veces, para extraer las seis líneas. Dos Positivos y un Negativo, da como resultado una línea Negativa, es decir, una línea partida o discontinua. Dos Negativos y un Positivo, da como línea un factor Positivo, es decir, una línea entera. Tres Negativos, señala una línea Negativa EN CAMBIO, EN MOVIMIENTO y se dibuja como discontinua con una «x» al medio. Tres Positivos, señala una línea CAMBIANTE, EN MOVIMIENTO y se dibuja como una recta sin interrupción y entre medio se coloca un redondel, un pequeño círculo.

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1 . L a s  T r e s  M o n e d a s

Si no se tienen las tres monedas originales, se elegirán tres iguales que se destinarán solamente para el uso de las consultas. A la «cara» se le designa el rol de Yang (positivo); al «sello» el de Yin (negativo). Como bien ha quedado establecido en el Libro de las Mutaciones, las monedas nos entregan las siguientes posibilidades:

Dos Yin + un Yang = (dos sellos + una cara) = línea entera ( ——— )

Dos Yang + un Yin = (dos caras + un sello) = línea partida ( —-  —- )

Aquí tenemos las líneas inmóviles, nuevas o jóvenes. Estas nacen del equilibrio entre Positivo y Negativo que nos da cada una de las fórmulas: si 2 positivos (Yang) y 1 negativo (Yin) están en el primer tiempo (primera línea), su resultado equilibrado es Yin, o sea línea partida, quedando de este modo 2 positivos y 2 negativos. Lo mismo sucede en la segunda posibilidad. El equilibrio se establece por sí sólo, no requiriendo otra operación. Es decir, la línea entera siempre es Yang y la partida siempre es Yin. Las líneas nacen de abajo y van hacia arriba.

En el caso del Yang Grande o Viejo y del Yin Grande o Viejo es distinto, a saber: tres Yang (3 caras) otres Yin (3 sellos) conforman situaciones de neto desequilibrio. La exacerbación de uno de los dos elementos rompe completamente la armonía Yin-Yang. Cuando esto sucede el tiempo se pone en movimiento para generar su contrario.

3 Yang = línea entera ( ) = línea partida ( —-  —- )

3 Yin = línea partida ( ) = línea entera ( ——— )

Primero toma razón de su calidad de Yang o Yin, luego traspasa el valor a su contrario. Sin embargo, esta operación no está aún terminada pues hasta aquí perdura el desequilibrio entre positivos y negativos:3 Yang = Yang = Yin; o 3 Yin = Yin = Yang. La sumatoria siempre es favorable a un sólo elemento. Entonces se aplica la regla que estipula la Ley del Gran Fundamento (o del Yin-Yang) «cuando el Yang se expande el Yin se contrae; lo que se concentra se refuerza, de este modo calidad y cantidad se armonizan». «Cuando el núcleo envejece, se agranda, y uno de los dos elementos predomina siendo razón de muerte. Cuando esto sucede el ciclo que se cierra contiene los gérmenes del nuevo inicio, por esto lo positivo se convierte en negativo, y viceversa, conservando las células jóvenes, constituyendo un nuevo tiempo

En tiempos operacionales esto es: una línea vieja (cuyo símbolo es 0 para el Yang y X para el Yin) se convierte en su contrario y ella se potencia con las líneas nuevas dando vida a un nuevo Hexagrama. Así el equilibrio ha sido establecido.

ejemplo

Extracto de Libro Tratado I CHING – El Canon de las Mutaciones – «El Séptimo Tiempo»


Mar 22 2022

Las Varillas

Varillas:

Se usan varillas delgadas; pueden ser útiles las que habitualmente vienen destinadas para pinchar alimentos. Se les corta la punta y se dejan de una medida que no sobrepase los dos o tres dedos por sobre y debajo del puño cerrado. Se tiñen de amarillo o rojas oscuras.

varillas

Se usan 50 varillas. Una se separa y se coloca enfrente en posición horizontal, sobre un paño color oro.

Las 49 varillas que quedan en el puño de la mano izquierda se posan sobre el paño y se separan, al azar, en dos grupos: uno a la derecha y el otro a la izquierda. Del grupo de la derecha se toma UNA varilla y se coloca entre el dedo meñique y el anular de la mano izquierda. Del grupo de la izquierda se cuentan y separan las varillas de cuatro en cuatro hasta que queden 4 o menos varillas. Esas últimas, 4 o menos, se sacan y se colocan entre los dedos medios de la misma mano izquierda. Luego, del grupo de la derecha se extraen otras 4, o menos varillas, mediante el mismo procedimiento: separándolas de cuatro en cuatro.

La primera varilla del grupo de la derecha, la cantidad del grupo de la izquierda y la cantidad del grupo de la derecha, se juntan y se dejan aparte, en posición vertical, como pilar de la varilla solitaria en posición horizontal; luego, se juntan las restantes -todas, menos las separadas- y se vuelve a realizar la misma operación. Eso dará un nuevo grupo que se colocará al lado en forma vertical. Se procederá a juntar las restantes y nuevamente se llevará a cabo la misma operación para extraer un tercer grupo, el tercer pilar.

Los tres pilares verticales, los tres grupos extraídos, se cuentan y suman; esa cantidad se anota ordenadamente, en el mismo sentido como fue apareciendo. Una vez anotada la cantidad de cada montón (pilar) y su totalidad (suma), se procede a juntar TODAS las varillas MENOS la horizontal (la 50) y se realiza la misma operación para conformar otros tres grupos o pilares.

En cada tres Pilares tenemos Una Suma, ese resultado se convierte en Línea. Para obtener Seis Líneas debemos realizar 18 operaciones.

L a s   V a r i l l a s

Como ya se ha expuesto con anterioridad, el modo señalizado en el capítulo IX (sobre el oráculo), párrafo 3, del Libro de Wilhelm, es el que se ciñe correctamente a la metodología de los cálculos con las varillas.

Las 50 varillas deberán ser redondas, de un largo que sobresalga de la mano hacia arriba y hacia abajo cuando se empuñan; ojalá de madera santa como la Artemisa o el Canelo. Hay otras maderas nobles que se conocen sólo en algunas zonas o países.

Siguiendo las indicaciones de las escrituras se apartará una varilla cuyo símbolo representa al UNO que determina todas las cosas (las diez mil cosas, según el I CHING). Los 49 restantes quedan de esta manera sujetas a los tiempos derivados de 7 (7×7=49), las que en 18 movimientos determinarán los 6 tiempos de un signo.

Se efectúan 4 movimientos, a saber: división de las varillas en dos grupos; separación de la varilla del montón de la derecha que se coloca entre el anular y el meñique de la mano izquierda; recuento de 4 en 4 del grupo que ha quedado a la izquierda hasta llegar a 4 o menos; misma operación en el montón de la derecha. Con estos cuatro movimientos, separando en base a 4, se obtiene un primer grupo; repitiendo 3 veces la misma operación, se obtendrán 3 montones; la suma de estos grupos dará la primera línea. Recogiendo el total de 49 varillas se repetirá la misma operación para obtener las otras 5 líneas. La suma de los montoncitos que se obtendrán será de: 4, 5, 8 o 9. Estos resultados se anotarán en el orden en que aparecen.

Una vez culminado el proceso de 18 movimientos, o sea, de las 6 líneas, se transforman las sumas en valores: en este caso los valores son 2 y 3. Los números 4 y 5 corresponden al valor 3; 8 y 9 corresponden al valor 2. A este propósito, en la introducción, «sobre la consultación del oráculo» del texto de Wilhelm, existen dos incoherencias que todo lector atento podrá notar: la primera de ellas ya está tratada en el «análisis del material» en páginas anteriores de este mismo trabajo y tiene relación con el supuesto «número supernumerario»; ahora bien, en la explicación de los movimientos, en el segundo de éstos, de acuerdo al texto, los resultados podrían ser 6, 8 ó 4. Sin embargo, la cifra de 6 no está estipulada. Esto no se explica y el punto se deja en la nebulosa. En efecto, la práctica enseña que la cifra 6 es posible, aunque sí muy rara. Generalmente se da en el segundo movimiento, es decir: 1+2+3=6 (traducción italiana, página 59).

Teniendo en cuenta que los números tienen dos funciones, a saber: Las Cifras (8, 9, 4, 5) que nos darán los EFECTOS; los Valores (2 y 3) cuya sumatoria nos dará los Resultados, y con ello la suma global para identificar las causas… Consignamos pues, excepcionalmente, a la cifra 6 el valor 2 y a la cifra 7 el valor 3.

La suma de los Valores (2 y 3) entregará Resultados de 6, 7, 8 ó 9; correspondiendo el 6 a un Yin Viejo ( — x — ), el 9 a un Yang Viejo ( —o— ), el 7 a un Yang Nuevo y el 8 a un Yin Nuevo. De esta forma obtenemos un Hexagrama único o un Signo Principal y un Signo Tendencial (ver 3 monedas).

Hasta este punto el método usado nos lleva el primer conocimiento de un tiempo Micro-cósmico. Sin embargo, un Tiempo tiene razones causales y tendencias de efectos; para conocer causas y efectos el estudiante recurrirá a la información que ya posee, donde Cifras = Efectos; y Valores + Resultados=Causas. Entregarán un máximo de 4 signos por operación. Por ejemplo, en una consulta el resultado fue el siguiente:

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Extracto de Libro Tratado I CHING – El Canon de las Mutaciones – «El Séptimo Tiempo»


Mar 21 2022

Diagnóstico

EJEMPLO DE ESQUEMA PARA UNA CONSULTA CORRECTA

•· Diagnóstico Global (Tiempo – Situación)

•· Diagnóstico General de aspecto afectivo (Psiquis)

•· Pregunta concreta: (en el mismo terreno)

•· Diagnóstico General de aspecto laboral (mundo externo)

•· Pregunta concreta: (en el mismo terreno)

•· Diagnóstico General sobre aspecto Espiritual (Macrocósmico)

•· Pregunta concreta: (en el mismo terreno)

Y así, establecemos primero el aspecto general y pedimos un diagnóstico que nos entrega el «cómo estamos», en «dónde nos encontramos», «bajo qué tiempo calendario», «bajo qué aspectos psicológicos», «con qué tendencias», etc. Luego preguntamos algo mucho más específico que tenga directa relación con el aspecto general en cuestión.

Errores a evitar:

  • Realizar consultas apresuradas y sin concentración.
  • Realizar consultas banales que pueden ser discernidas por sí misma.
  • Hacer las mismas preguntas varias veces.
  • Intentar obtener la respuesta que se desea y no aceptar la respuesta que nos ha entregado la Sabiduría.
  • Jugar con el I Ching como si fuese una entretención adivinatoria.
  • Creer que se conoce el I Ching por saber extraer un Hexagrama.
  • Intentar «interpretar» o «intuir las escrituras»: el I Ching es CIENCIA de Sabiduría y debe ESTUDIARSE,
  • MEDITARSE Y DISCERNIR basándose en las 16 Leyes y las 8 Virtudes, sobre todo tomando como pilar fundamental la COHERENCIA y la OBEDIENCIA que exige la Sabiduría VIVA de esta Maestría Divina.

Por último, se acudirá al I Ching solamente cuando lo determine el Tiempo señalizado en una consulta de DIAGNOSTICOS.


Mar 1 2022

Las 8 Virtudes

LAS 8 VIRTUDES Y SU EXPRESIÓN EN EL LIBRO DE LAS MUTACIONES

Amor:

Signo 1, «El Creativo»; signo 2, «El Receptivo»; signo 14, «La Posesión de lo Grande»; signo 31, «La Influencia»; signo 32 «Lo que dura en el tiempo»; signo 37 «La Familia»; signo 50, «La Marmita»; signo 59 «La Disolución»; signo 64 «Después de la consumación».

Justicia:

Signo 1, «El Creativo»; signo 6, «El Litigio»; signo 7, «El Ejército»; signo 14, «La Posesión de lo Grande»; signo 18 «Lo enmendado echado a perder»; signo 21, «La Mordedura Tajante»; signo 38, «La Contraposición»; signo 41 «La Merma»; signo 42, «El Aumento»; signo 43, «El Desbordamiento o La Irrupción»; signo 63, «Antes de las Consumación».

Verdad:

Signo 6, «El Litigio»; signo 10, «La Pisada o el porte»; signo 12, «El Estancamiento»; signo 17, «Seguir la huella»; signo 19 «El acercamiento»; signo 22, «La Gracia»; signo 24, «El Retorno»; signo 27 «La Nutrición»; signo 33, «La Retirada»; signo 36, «El Entenebrecimiento de la Luz»; signo 39, «El Impedimento»; signo 43, «El Desbordamiento»; signo 46 «La Subida»; signo 47, «La Desazón»; signo 60, «La Delimitación»; signo 61 «La Verdad Interior».

Compasión (Misericordia):

Signo 2, «Lo Receptivo»; signo 4, «La Necedad Juvenil»; signo 5, «La Espera»; signo 9, «La Fuerza domesticadora de lo pequeño»; signo 18 «Lo enmendado echado a perder en pasado»; signo 30, «Lo Adherente»; signo 48, «El Pozo»; signo 50 «La Marmita»; signo 52, «El Aquietamiento»; signo 58, «Lo Sereno o quietud interior»; signo 59, «La Disolución».

Inocencia (Bondad):

Signo 2, «Lo Receptivo»; signo 8, «La Solidaridad»; signo 11, «La Paz»; signo 15, «La Modestia»; signo 16 «El Fervor»; signo 25, «La Inocencia»; signo 26, «La Fuerza domesticadora de lo grande»; signo 31 «El Influjo»; signo 35, «El Progreso»; signo 39, «El Impedimento»; signo 41, «La Merma»; signo 42, «El Aumento»; signo 48 «El Pozo»; signo 53, «El Desarrollo gradual».

Solidaridad (Comunidad):

Signo 4, «La Necedad Juvenil»; signo 7, «El Ejército»; signo 8, «La Solidaridad»; signo 11, «La Paz»; signo 13, «La Unión entre los Hombres»; signo 16, «El Fervor»; signo 26 «La Fuerza domesticadora de lo grande»; signo 45, «La Recolección»; signo 48, «El Pozo»; signo 50, «La Marmita»; signo 53, «El desarrollo gradual»; signo 59 «La Disolución».

Humildad (Modestia):

Signo 1, «Lo Creativo»; signo 2, «Lo Receptivo»; signo 4, «La Necedad Juvenil»; signo 5, «La Espera»; signo 9, «La Fuerza domesticadora de lo pequeño»; signo 10 «El Porte»; signo 14, «La Potencia de lo grande»; signo 15, «La Humildad»; signo 17 «Seguir la huella»; signo 19, «El Acercamiento»; signo 20, «La Contemplación»; signo 22, «La Gracia»; signo 31, «El Influjo»; signo 33, «La Retirada»; signo 40 «La Liberación».

Rectitud:

Signo 1, «Lo Creativo»; signo 2, «Lo Receptivo»; signo 3, «La Dificultad inicial»; signo 4, «La Necedad Juvenil»; signo 5, «La Espera»; signo 10 «El Porte»; signo 13, «La unión entre los Hombres»; signo 15, «La Humildad»; signo 18 «Lo enmendado en lo echado a perder en el pasado»; signo 21, «La Mordedura Tajante»; signo 25, «La Inocencia»; signo 27, «La Nutrición»; signo 28 «La Preponderancia de lo grande o la ruptura»; 29, «Lo Abismal»; signo 30, «Lo Adherente»; signo 34, «La Potencia grande»; signo 37, «El clan o la familia»; signo 38, «La Contraposición»; signo 43 «El Desbordamiento»; signo 44, «Ir al encuentro»;signo 47, «La Desazón»; signo 49, «La Revolución»; signo 51, «Lo Suscitativo»; signo 52, «El Aquietamiento»; signo 54 «La muchacha que va a casarse o la concubina»; signo 55, «La Plenitud»; signo 57, «Lo Penetrante»; signo 62, «La Preponderancia de lo pequeño»; signo 63, «Antes de la consumación»; signo 64, «Después de la consumación».

La Rectitud posee un «camino óctuple«:

1) Rectos Pensamientos (1, Lo Creativo; 2, Lo Receptivo)

2) Rectas Palabras (10, El Porte; 16, El Fervor; 25, La Inocencia; 26, La Fuerza Domesticadora de lo Grande; 27, La Nutrición; 30, Lo Adherente; 31, El Influjo).

3) Rectos Principios y Valores (8, La Solidaridad; 13, La Comunidad; 14, La Posesión de lo Grande; 25, La Inocencia; 61, La Verdad Interior).

4) Recta Coherencia y Congruencia (4, La Necedad Juvenil; 15, La Humildad; 60, La Restricción; 62, La Preponderancia de lo Pequeño).

5) Recta Perseverancia y Disciplina (7, El Ejercito; 10, El Porte; 14, La Posesión de lo Grande; 25, La Inocencia; 26, La Fuerza Domesticadora de lo Grande; 31, El Influjo; 32, La Duración; 33, La Retirada; 34, El Poder de lo Grande; 37, El Clan; 41, La Merma; 42 El Aumento; 49, La Revolución; 51, Lo Suscitativo; 52, El Aquietamiento; 53, La Evolución; 57, Lo Suave; 58, Lo Sereno).

6) Recta Oración (14, la Posesión de lo Grande; 45, la Reunión; 50, la Marmita; 51, lo Suscitativo)

7) Recta Contemplación (19, El Acercamiento; 20, La Contemplación)

8) Recta Meditación (11, La Paz; 20, La Contemplación; 52, La Quietud)

 

Extracto de Libro Tratado I CHING – El Canon de las Mutaciones – «El Séptimo Tiempo»

Las Ocho Virtudes

Recomiendo una lectura detenida y en discernimiento de este tema en la parte introductoria del libro «111 escalones al Cielo». Para una profundidad mayor, es aconsejable acudir siempre al Libro de Sabiduría, el I Ching, ya que es ahí en donde estas Virtudes encuentran su génesis y cumplen un rol central en la doctrina moral de los Maestros de la Antigua Enseñanza. Y para quienes realmente amen la buena causa del Cielo, valdrá el esfuerzo si se procede indagar estas Virtudes bajo la luz del evangelio, y seguramente el Libro «Ara: 64 reflexiones ante el Altar de Cristo» les aportará algunos elementos clarificadores.
Aquí se mencionan las Ocho Virtudes
a) bajo el prisma moral, ligado a lo Noble y Bueno; y
b) bajo la visión Espiritual.

AMOR:

a) es leal; fiel; tolerante; sincero; honesto; paciente; sacrificado; servicial; comprensivo; claro; firme; constructivo; participativo; silencioso cuando debe; crítico con mesura y buenos consejos; con sentido de compañerismo; cultiva la amistad; nunca rompe los secretos de la intimidad; respetuoso de las diferencias; buen apoyo en la independencia y labor del otro; sabe perdonar, sabe pedir perdón; siempre ofrece una posibilidad para enmendar; sustenta todo en la confianza.
b) es creer en Dios y el Reino; orar para vivirlo; meditar para conocerlo; escrutar para comprenderlo; discernir para obedecerlo. Hacer y Ser lo que Dios y su Reino han designado.

HUMILDAD:

a) es firmeza; es modestia; es saber escuchar; saber aprender; ser auto-crítico; no enjuiciar; hablar lo necesario; saber usar las palabras; de principios sólidos; de asentados valores; es coherente siempre; rechaza la fama mundana; no participa de las modas; no gusta figurar; no busca ni piensa en el poder; en el poder y la fama es modesto, justo y un buen guía; ejerce el mando con justicia y ecuanimidad; busca el silencio; ama la paz; no quiere riquezas; está contento con lo que Es y tiene; en la riqueza es dadivoso; en la pobreza es sereno.
b) es vaciarse de los sentidos; retirarse de lo mundano; escrutar y discernir cada paso de acuerdo a la Voluntad de Dios; entrega la vida a Dios; renuncia al Yo; carece de ego.

LA SOLIDARIDAD

a) es amistad; participación; unidad; comunidad en la diversidad; compartir; entregar; recibir con agradecimiento; hacer sin esperar nada a cambio; trabajar con desinterés; retirarse una vez hecha la obra; nunca sentirse dueño de la propia obra; pensar en el bien de los demás; sentido de equipo; valor de lo colectivo.
b) es poner por obra la fe en Dios; hacer lo que Dios designa y no lo que uno cree; trabajar en la Obra espiritual con Amor y Humildad; usar correctamente los Dones.

LA VERDAD

a) es atenerse siempre a la realidad y a los hechos; saber distinguir lo objetivo de lo subjetivo; sentido de Justicia; hacer lo que se Es; Ser lo que se dice; manifestar con mesura lo que se piensa; crear confianza y fomentarla; poseer memoria histórica; hablar sin tapujos ni contorsiones; usar palabras precisas y claras; cumplir con las promesas; enseñar sólo aquello que es profundo y arraigado; no aparenta; aborrece la mentira, el engaño y la omisión; no tolera ser engañado; no participa de la mentira, engaño u omisiones de otros; no calcula; no tiene segundas intenciones; se atiene a las consecuencias de la verdad.
b) es vivir a y en Dios; conocer y respetar las leyes de Dios, las leyes del universo, las leyes de la naturaleza y las leyes del Hombre; vivir al Reino como Verdad Absoluta y fuente de toda Verdad.

LA MISERICORDIA

a) es compasión; es aceptación del otro sin prejuicios; es sentir los móviles del otro; colocarse en el lugar del que es distinto; sacrificar lo propio en aras de causas que no entregarán beneficios tangibles o personales; es tolerancia en la diversidad; es amplitud de criterios; no enjuiciar; criticar con espíritu constructivo y con apego irrestricto a la Verdad, la Humildad y el Amor; es caridad; es dedicación y esfuerzo en bien del necesitado; es práctica de vocación.
b) es sentir en carne propia, cuerpo y alma, la Voluntad de Dios; es asumir el dolor de los demás en uno mismo; es pedir a Dios la visión de Dios; es usar Dones que benefician a muchos y menguan a quien los posee; es la compasión por los incrédulos y los violentos.

LA INOCENCIA

a) es no intencionalidad; es pureza; transparencia; coherencia; congruencia; es capacidad de sentirse feliz con lo que se tiene y se Es; es optimista; ante un problema busca silenciosamente la solución; no plantea un problema sin una posible solución; no calcula ni mide los efectos de la verdad; está siempre dispuesta a corregirse; no se apega por causas del ego; no esconde sus emociones; perdona de corazón; es confiable; no se altera por perdidas materiales; no se toma a pecho las ganancias; aprecia lo bueno de los demás; declara lo malo en los demás; es espontánea; gusta de las cosas simples; ama la naturaleza y los animales; posee una innata condición para la maternidad o paternidad; aborrece lo que es poco claro, alambicado, oscuro o con secretos e intenciones poco claras.
b) es la entrega a Dios sin cuestionamientos de ninguna especie; es la pureza de alma y la disponibilidad a purificarse siempre; es Amar a Dios como una criatura ama a su madre y/o padre; es aborrecer el pecado; es renunciar a todo amor en el mundo para vivir plenamente el Amor de Dios.

LA JUSTICIA

a) es Paz; es ánimo y mentalidad de Paz; es Paz en el corazón; es ecuanimidad; es mesura; es ductilidad; es sentido de realidad; es La Moral; es corrección; es recomposición; es arrepentimiento; es buscar el centro; es no poseer prejuicios; es Armonía; es aplicar leyes objetivas; es castigar ejemplarmente a los transgresores; es No Matar; es aliviar las cargas del que sufre; es cargar sobre quien corresponde el peso que se ha colocado sobre quien no corresponde; nunca es violenta, aborrece la violencia; acoge al que sufre; resguarda al que es perseguido por causa de justicia; es repartir riqueza y abundancia y no acumular; es libertad; es el derecho propio en relación justa con el derecho de los otros; es liberación de causas viejas y del pasado; es no volver sobre lo que ya fue sancionado; es amnistía y rehabilitación; es oportunidad de volver a nacer y recomenzar.
b) es perdonar, pedir perdón y colocarse ante los Juicios de Dios; es arrepentirse ante el Reino y disponerse a obedecer las leyes de Dios; es aceptar la Obra y el lugar de la Obra designada por el Reino; es no hacer Mal, ni mezclarse con el Mal, sino que hacer el Bien y actuar en aras del Bien en todo y para todos; es hacer convenios y alianzas con Dios y cumplirlas cabalmente; es nunca cuestionar la Justicia y Sentencias de Dios.

LA RECTITUD

Es la aplicación de las otros siete Virtudes en forma cabal y correcta. Se llega a esta Virtud como consecuencia de justa aplicación de las otros siete Virtudes. Posee un «Sendero Óctuple», y éste es:
1. Rectos Pensamientos;
2. Rectas Palabras;
3. Rectos Principios y Valores;
4. Recta Coherencia y Congruencia;
5. Recta Perseverancia y Disciplina;
6. Recta Contemplación;
7. Recta Oración;
8. Recta Meditación.
El Primer Sendero está unido a la Virtud del Amor; el Segundo se halla mancomunado con la Virtud de la Humildad; el Tercer Sendero es uno con la Virtud de la Solidaridad; el Cuarto se aplica en la Virtud de la Verdad; el Quinto Sendero se aplica con la Virtud de la Justicia; el Sexto Sendero es conducido por la Virtud de La Inocencia; el Séptimo Sendero se transita por la Virtud de la Misericordia; el Octavo Sendero se logra en Rectitud plena.
Las Ocho Virtudes conducen a la Sabiduría -al Camino Medio- cuando son recorridas plenamente según lo que se describe bajo la características ). Estas Ocho Virtudes conducen a la Santidad -al Camino del Cielo- si en una vida se vive según lo descrito en la letra b). Llegar a la Rectitud y al Octavo Sendero, habiendo aplicado lo que se menciona en la a) y la b)… es la Perfección – Hacerse Uno con el Tao –

Las Ocho Virtudes se activan ante la realidad, los movimientos, la acción, los hechos, los acontecimientos, los eventos, los pensamientos y el andar por la vida. No muestran su valor y no educan en la abstracción del análisis o del estudio fuera de lo anterior. Es un espejo en el cual contemplar y reflejar lo vivido cada día. Es un eco de lo realizado y es un punto de juicio sobre sí mismo.
El adepto coloca su vida cotidiana, cada día, cada tres días, o cada siete días, y desde el pensamiento, pasando por el sentimiento y llegando a la acción y sus efectos se auto- retrata en las Virtudes y se escruta bajo la luz de éstas.
Cuando el adepto ha progresado, la vida y las Virtudes son como una voz en la conciencia, la cual corrige en el acto aquello que se contrapone a su luminosidad.
Cuando el adepto y la Virtud no logran diferenciarse y él mismo es una enseñanza de Virtud… ya no es un adepto, sino que Un Maestro.


Feb 22 2022

Tiempos

Tiempo:

Se llama «Tiempo» en el I Ching a una serie de connotaciones. Un Signo es un Tiempo y comprende el estado de la situación (objeto), el tiempo cósmico en que se mueve (Regencia), el tiempo calendario que lo rige, la condición del Sujeto, la calificación del Objeto, las Tendencias, las Causas, el Hacer, el Comprender, el entorno, etc.

El Tiempo calendario es lo medible de acuerdo con las estaciones del año. La medición exacta, incluso con horario, existe y es manejada por el Sabio (en este trabajo se menciona el sistema de tiempo en detalles).

El Tiempo cósmico es atemporal y no es medible. La condición o situación que señala un Hexagrama son: el Objeto de este, el Sujeto (consultante); el tiempo calendario; las tendencias; los Entreverados; los Emboscados; las posiciones particulares (líneas de cambios) y su relación con los Regentes; causas (que preceden al Hexagrama); otros movimientos probables etc.

Los tres puntos básicos de un «Tiempo» son: Sujeto, Objeto y ubicación del Tiempo calendario (si está presente, en pasado o con tendencias hacia lo futuro). Ahora, el Tiempo como concepto más amplio, pertenece a una de las esencias de las 16 leyes: a saber, Existencia, No-existencia; movimiento, transformación; espacio, Tiempo.

El Tiempo tiende a lo Atemporal y no gira sobre sí mismo, como creemos los humanos al concebir el tiempo como una repetición de fenómenos. Esto explica porque lo Micro-cósmico gira en forma ascendente hacia lo Macro-cósmico. Esto se llama «Movimiento Retrógrado» y es vital en el buen uso de la «Rosa de los Vientos» (Orden de los Cielos). El espacio de un Tiempo es un reflejo, un efecto tardío. Por esto el libro dice: «cuando los hechos suceden, ya todo ha sido consumado en lo Macro-cósmico».

Extracto de Libro Tratado I CHING – El Canon de las Mutaciones – «El Séptimo Tiempo»


Mar 26 2020

¡Atención!

Ya se encuentra a disposición la nueva edición del ‘Tratado I Ching, el canon de las mutaciones. El Séptimo Tiempo’.

Descripción: Formato carta, Tapa dura con vinilo (nuevo diseño), interior 600 pag. impresas en papel extra blanco con nuevas imágenes y diagramación.
Producción: tres monedas y 50 varillas en bolsa de fino género, bolsa de género que contiene el Libro; separador de páginas estampado con letras chinas; paño para tirar monedas.
Valor: Alumnos de talleres vigentes 50.000 pesos(Comprende asistencia a talleres); venta general: 45.000 pesos. Envios en Santiago o Provincia varían y se definen en cada caso. Venta para Europa: 100 Euros (incluye envío); para USA, Canadá y Australia: 120 dólares (incluye envío);  para América Latina 105 dólares (incluye envío)
En Chile: depósito o transferencia
En el resto del mundo: deposito en Western Union.

Procedimiento: enviar correo con nombre y dirección completos a direcciones: ichingandree@gmail.com y solicitar modo de depósito. Se responderá entregando los datos para proceder, y al ejecutar el depósito el interesado debe enviar correo con número de transferencia, en el caso de Western Union, o colocar nuestro correo en Tranferencia bancaria, o avisar monto y fecha si el depósito se realizara vía cajero. Recibido y verificado el depósito, de inmediato se envía la encomienda, y se avisa al interesado con un correo en el cual se señala la fecha de salida, el número de la encomienda y el cáculo de días de arribo a su dirección. Al llegar el libro a manos de quién compra, le rogamos nos avise para considerar cerrado el trámite.


Mar 13 2012

Orden de los cielos y tiempo

El Orden Micro-cósmico, también llamado «Orden del Cielo Posterior», tiene dos ordenamientos conocidos:

  • La Rosa de los Vientos en donde los Trigramas se ordenan en forma regular y circular, y aquel cuyo orden, en relación con los números (Elementos) se llama: Ley del Río Lo. Por su parte, el Orden Macro-cósmico, o también llamado «Orden del Cielo Anterior», está estructurado según polaridades, y su movimiento retrógrado es muy diverso del modo circular y regular del Orden Micro-cósmico. Mientras que en el Orden Micro-cósmico podemos fijar horas, días, estaciones, puntos cardinales, el año y sus tendencias…en el Orden Macro-cósmico, en cambio, no podemos fijar aspectos tangibles. El Orden Micro-cósmico es la referencia más usada y fácil de manejar, debido a su concepción temporal. Los tiempos se establecen según este orden, en donde los Ocho Trigramas ocupan un punto cardinal, una estación, un conjunto de 45 días y horas, tres horas de un Día… y funcionan como calendario y reloj sobre el cual se puede viajar por el tiempo inmediato y predecir tendencias futuras y adquirir conocimientos del pasado.

Sin embargo, en un estudio más profundo y más lejano en el tiempo, el Cielo Micro-cósmico entra en directa relación con el Orden Macro-cósmico, haciendo imposible avanzar en una indagación sin el buen uso de este misterioso Orden Atemporal.


Ene 7 2012

I Ching – Séptimo Tiempo –

libroPresentación  para la 2da Edición (-Séptimo  Tiempo-)

La edición anterior tuvo su motor propulsor en la necesidad de contar con un elemento de apoyo que ayudara al alumno de I Ching a introducirse, en forma correcta, en los escritos traducidos por Richard Wilhelm. Tanto en esa ocasión como en ésta, el motivo es siempre el mismo. Sin embargo, a lo largo de los años se acumuló una serie importante de observaciones y buenas críticas que dio paso a los trabajos de corrección, ampliación y mejoramiento de ese primer intento. Así nace esta segunda edición.

Las correcciones obvias no merecen comentario, si acaso una disculpa; las ampliaciones tienen que ver con algunas precisiones conceptuales que, sobre todo al inicio, tienden a trabar la comprensión del estudiante.En efecto, el estudioso del I Ching compenetra en un mundo con lenguaje propio, pleno de imágenes y pululante de alegorías. Además, muchos conceptos simplemente se exponen sin entrar en explicaciones, como si hubiese habido un diálogo previo al que el alumno no asistió.

Separemos: hay un idioma propio, es cierto, pero en el I Ching existe una base de Trigramas, Elementos y leyes fundamentales que es necesario conocer de todas maneras, y esto no es interpretativo, sino que plataforma sustentadora concreta.

Es evidente, para todo buen observador, que el I Ching no es una serie de fórmulas «mágicas adivinatorias» manejables con la percepción y el libre criterio interpretativo; el Canon de la Sabiduría es un tratado de Leyes Cosmogónicas y Cosmológicas que se acercan a la Física Cuántica y la Física Relativa, a la Matemática Binaria y a las leyes numerológicas; de esta esencia, los Antiguos extrajeron conclusiones cada vez más concretas que fueron, a su vez, determinando comportamientos y valores morales. Es decir, no es que de una creencia intelectual, o una necesidad moral, fue naciendo una cosmogonía que justificara lo mental y la mente del individuo, sus leyes y costumbres; precisamente ha sido lo contrario: de la verificación del Cosmos, de la naturaleza y de lo Divino, el Hombre Antiguo adecuó y estructuró su forma de concebir el mundo y sus relaciones. Fue «imitando la Ley Celeste» como estos sabios llegaron a crear estos escritos. Hoy, aún por poco tiempo, el Ser Humano continúa en el intento de acomodar lo Objetivo de la Creación a lo subjetivo de su mente, intereses, cultura e ideología. Es decir, seguimos en la tonta ilusión de meter el universo en un estrecho depósito que nos sea accesible y servil.

Fieles al objetivo primario, hemos esquematizado algunos conceptos que tal vez ordenen la base de este aprendizaje. Se señala un «plan de estudio» que ha resultado de suma eficiencia hasta hoy.

En la última parte, se han tratado todas las líneas, las 384 de los 64 Signos; y se han agregado algunos comentarios al pie de cada Hexagrama: se mencionan los principales Signos Entreverados y algunas combinaciones que pueden dar mayor claridad al consultante.

Con todo, creo que para la intención de este trabajo, esta segunda edición viene a coronar un esfuerzo que ha sido efecto del inconmensurable amor que guardo por estos escritos, y todo el respeto que evidencio por los Maestros que viven en lo invisible de este sagrado libro.

Debo reiterar que siendo éste un «Tratado», no reemplaza, bajo ningún aspecto, al libro de RichardWilhelm. Es un complemento, una ayuda, una forma de acercarse y descubrir las enseñanzas contenidas en el I Ching que el maestro Wilhelm tradujo con tanta certeza y prolijidad.

Por último: tanto en privado como en algunos párrafos de «La Verdad Interior» afirmé que venía un «Segundo Tomo» que explicaría los 64 Signos bajo una visión netamente espiritual.

Debo una explicación: mi intención fue y es esa, pero la decisión sobre un tema como ese no está en mis manos, sino que es la voluntad de los Maestros que guían estas escrituras.

Inicié el trabajo, y al llegar al signo 21 todo se paralizó, no fluyó y se estancó. Consultado el tema mediante el I Ching recibí la respuesta: «el alimento del Cielo no puede intentar bajarse a la fuerza»(Signo 5 -La Espera-).

Al cabo de tres años la Sabiduría indujo a retomar los textos, ahora guardados en una carpeta en total reposo. Los planes del Cielo no eran de elaborar una nueva lectura del I Ching, sino que de levantar otro libro, inspirado en la Sabiduría del I Ching, cuyo destino fuese independiente: así nació «111 escalones hacia el Cielo».

Debo confesar que todas las planificaciones se han visto tiradas por tierra ante las prioridades de los Maestros; nada ha sido como lo he pensado: ha sido mejor, mucho más correcto y con un orden que yo no habría podido determinar. En efecto, lejos estaba de mis ideas rehacer, no por ahora, esta «Verdad Interior», pues otros textos tenían preferencia y me entusiasmaban más que este. Pero no fue así: mientras todo lo demás se detenía, en un tiempo relativamente breve y con notable agilidad, nació esta edición ampliada y mejorada. Desde noviembre de 1996 a febrero del año 2003 se gestaron los otros tres «Libros del Discernimiento».


Sep 7 2011

Sabiduría

Desde antiguos tiempos, La Sabiduría ha significado, en su profunda raíz: el pensamiento de Dios, o la forma divina de ver y vivir la realidad.
Salomón, el rey bíblico, de toda riqueza posible solicitó antes que otra dádiva: La Sabiduría de Dios. Pablo, el apóstol, consideraba a La Sabiduría como aquella expresión del saber que solamente puede entregar el Espíritu Santo. Los antiguos gnósticos alzaron su fe sobre la práctica mística de la divina Sophie, La Sabiduría, y hacían una distinción neta entre «conocimiento» y Sabiduría: en la primera distinguían la capacidad del Hombre para comprender y aplicar las leyes de la creación a su realidad; en la segunda, en cambio, comprobaban las leyes de la creación enseñando al Hombre a vivir en la realidad.
La remota civilización que se desenvolvió en lo que hoy conocemos como la China actual, es reconocida, por muchos, como una de las cunas de La Sabiduría. En efecto, en el Libro de los Cambios, el I Ching, se lee un párrafo original que declara que los dioses entregaron La Sabiduría a los Hombres para que éstos ayudaran al Cielo en su Creación. Desde el primer Sabio, Fu shi, (cinco mil antes de Cristo) posteriormente ascendido cuan dios al Cielo Atemporal, pasando por el Gran Yu, (3600 antes de Cristo) el unificador y constructor, hasta We wan y Wu wan,(1010 antes de Cristo) fundadores del linaje sacerdotal del Jade de las Alturas y responsables del conocimiento abierto de las Antiguas Enseñanzas, La Sabiduría constituyó la base de todo conocimiento y ciencia; basándose en las Ocho Leyes del Gran Fundamento los Sabios y Santos pudieron comprender y aplicar, en su medida y medio, las formas y métodos que armonizaran con el Hombre. Teniendo en consideración que la Creación se fundamenta en Cuatro Poderes, a saber: el Tao, el Cosmos, La Naturaleza y el Hombre pudieron entender que cada estamento requiere su fórmula de compenetración, y que el Hombre que alcanzara a vislumbrar estos nexos universales podría ver como el mundo gira en sus manos.
Los efectos, no las causas, sino que los frutos de esta siembra, son el producto que otras generaciones conocieron de mayor manera, y de estos retazos nos alimentamos aún hoy a través del Libro de los Cambios, el I Ching. Y pasado el tiempo, y en manos sin raíces de Sabiduría, esta tremenda vorágine de saber divino, cósmico, natural y profundamente humano se fue reduciendo a simple práctica del pensamiento- filosofía- o especulación esotérica. Y claro: la fórmula del Oráculo puede parecernos simple y fácil de utilizar para nuestras conjeturas más banales, pero también es verdad que luego de saturarnos de preguntas nimias, nos topamos con una hermética puerta invisible que ya no responde, y nada nos dice con sus imágenes y poesía siempre bellas, pero genéricas.
La Sabiduría no es un Oráculo. El Oráculo en un medio que nos enseña el Camino de La Sabiduría. Fuera de este objetivo, el Oráculo cesa su maestría.

El I Ching es un medio, nunca un fin, y junto a la Antigua Enseñanza colocamos cimientos de esta Sabiduría que supera todo conocimiento posible de la mente artificial, y postula a que el Hombre recupere una remota herencia consignada por el Reino Celeste: primero el saber de su mente natural; luego, La Sabiduría que vive en el Espíritu Original del Ser; y enseguida, la Conciencia en su Calidad de Hombre Superior; para culminar en la Unión en Uno con el Tao.
Todo Hombre posee una memoria dormida, anquilosada, de riqueza divina insospechada. Pero ninguna revelación, como ninguna practica de fe, podrá alcanzar la Raíz Madre, y la Voluntad del Padre Creador, exento de Sabiduría, pues sin ésta, toda senda se extraviará por algún recoveco del ego, por algún orificio del alma, o se enredará en alguna arista de lo mundano… o caerá en los abismos del soberbio intelecto humano que tiende a crear pequeños dioses y ama el conocimiento bajo su propio control.
Sembramos en nosotros, los Hombres, una pequeña luz que puede despertar al dios dormido en nuestro interior: porque debemos encerrarnos y sin que el mundo intervenga debemos Orar y Meditar En Espíritu, porque el Creador Es Espíritu, nos enseña JesúsCristo, y La Sabiduría es Dios abriéndonos las puertas de la verdad, y de una realidad que nunca podremos alcanzar de otra manera.
El I Ching es el «primer Vehículo», llamado por la Enseñanza: «pequeño Vehículo» y el sujeto es llamado «Noble»; posteriormente el discípulo disciplinado pasa al «Vehículo medio», y es llamado «Adepto»; y finalmente aborda el «Gran Vehículo», y es declarado «Discípulo de Sabiduría» y se le abre la primera puerta al Sacerdocio del Jade. Más adelante recorrerá la Vía de los Santos y Sabios.

Sacerdocio del Jade de las Alturas

sacerdotes-del-jade


Feb 6 2009

Presentación de Libros Publicados

Escritos por Ricardo Andreé

ara-64-escalonesARA 64 Reflexiones ante el altar de Cristo

 

En 1988, en Basilea, Suiza, tuve la ocasión de compenetrarme con la disciplina sobre los estudios de las religiones, conocida como «religiones comparadas». Este aprendizaje, unido a mis experiencias en el budismo y el taoísmo, me abrieron un ventanal hacia la universalidad y la grandeza de Dios. Con la compenetración en el portento de Cristo, la frontera ha roto sus hilos en forma definitiva; quizás por esta experiencia me ha sido muy difícil aceptar que sea realmente honesto aquel quien conozca esta unidad magistral y continúe a empequeñecer y ocultar la unidad en el Plan de Dios. Si existe un «Plan», existe una mente planificadora y este Plan divino no discrimina a pueblos, razas o estamentos sociales o culturales; por lo tanto, siendo un Plan objetivo, todo aquel que esté en Dios puede conocerlo y discernirlo
Los hechos espirituales que me sacudieron entre los hermanos budistas de «Nicheren Sosshu» y mi búsqueda de obediencia que ha durado once años, me condujeron en 1995, a compenetrarme en el estudio y discernimiento cabal de la Biblia. En 1996 lo hice en forma particular con los Evangelios y el Nuevo Testamento
Inicié la escritura de estas reflexiones en la primavera de 1996, como efecto sobre todo de unos sueños que me condujeron al hecho de Esteban y al discernimiento del hecho de los panes (repartición a 5 mil y a 4 mil -Mt. 14, 13/23- ). El comienzo fue desordenado y me costó comprender la razón de tanta inquietud y la causa de los sueños que me dejaban en estados muy particulares.
Un domingo, orando ante mi altar personal, comencé a cantar: «ara, ara, Cristo Es… namesté, namesté… ara, ara Cristo Es». Un canto nacido del Espíritu que me llenó de gozo y de paz. Tuve la necesidad de tomar el Nuevo Testamento y en una hora tenía anotado en una hoja 64 párrafos con sus versículos y la página correspondiente. Entonces me senté a la máquina de escribir y di inicio a estas 64 reflexiones ante el altar de Cristo, el ARA
En noviembre interrumpí el trabajo y me retiré a Bahía Inglesa donde culminé el libro sobre el Tao Te King, el «Tao Crístico» y en ese mismo lugar y tiempo nació el escrito «El Cristo del Loto» y se ordenó «111 escalones hacia el Cielo». Las situaciones temporales en Concepción no permitieron continuar este trabajo. Lo retorné en enero de 1997 avanzando más rápido de lo que creí; hasta que supe, por sueños, que mi familia se vería remecida y reunida, después de 28 años, debido a la muerte de mi joven cuñada, esposa de mi hermano. En efecto, ella se agrava en ese tiempo y justo el día que yo culmino estas reflexiones, en febrero de 1997, recibo de mi madre la noticia de su muerte. También supe que debía moverme de Concepción y dirigirme a Santiago para algunos hechos que allí estaban preparándose
Sobre todo, estos últimos siete años de camino intenso he aprendido a ser obediente a las inducciones del Espíritu y a los oráculos de Dios. Sin embargo, no tenía ni ganas ni forma concreta de trasladarme a la capital, pero todo se dio… Nunca había tenido tanto trabajo en un mes de verano y esta vez lo tuve, por ende, no hubo dificultad de dinero; pedí no vivir en Santiago mismo, sino que en las afueras; ojalá en una casa o en departamento con un gran patio para tener un perro. El día que asistí al entierro de mi cuñada, una amiga y alumna me comunica que había encontrado la casa idónea… todo fue tal cual lo pedí. En mi nueva casa, a 53 kilómetros de Santiago, cerré estos escritos. Escribí la última reflexión justamente como acto simbólico al hacer la última caja para mi traslado a Santiago.
Muchos hechos se han sucedido desde los primeros días de marzo a la fecha que escribo esta presentación, finales del mes de mayo. En dos meses y medio, Dios ha sellado mis años de búsqueda y preparación y en pocos días ha sucedido que mucho de lo escrito aquí se ha verificado ante mis ojos y casi todas mis inquietudes han hallado respuestas.
Si tuviera que corregir lo que ha nacido al final de estos años -en estos días- seguramente tendría que cambiar muchas cosas, precisar algunas otras y convertir preguntas en respuestas. Sin embargo, la honestidad insta a no trastocar la esencia de estas reflexiones y tal cual han nacido deben ser mantenidas, a modo de testimonio de este tiempo vivido en el Espíritu y sus senderos.
Con las claridades y los hechos de estos últimos días, varios párrafos aparecen como proféticos de lo que vendría más tarde; otros son absolutamente corroborados por los hechos y algunos pasajes quizás escapen de cierta justeza y precisión. Pero aquí no se pretende alzar una nueva verdad; ni este ni los otros trabajos quieren levantar doctrinas en contra de otras doctrinas. Es más simple que todo aquello: es testimonio, es «diario espiritual» de uno que, en esta época, ha buscado y ha sido inducido por un Ser misterioso, un ángel, llamado Jesshu Li, hasta llegar al punto de estas reflexiones que aquí entrego con toda buena intención. No es, bajo ningún aspecto, una elaboración de formas eruditas ni tiene una rigurosidad intelectual de estudioso: es palabra nacida de la experiencia espiritual, de la inducción espiritual y de un estado espiritual. Por lo mismo, son palabras que deben ser discernidas con criterio espiritual bajo oración y reflexión quieta y serena.

25 de Mayo de 1997

tao-cristicoTAO CRISTICO

1ª P R Ó L O G O

Los antiguos tenían por escuela a la naturaleza, al Cielo, a las estaciones, al tiempo y al Espíritu invisible.
De la naturaleza dividieron agua de tierra; madera de piedra; lago de río; montaña de valles; fuego de humedad… y así, todo lo que la naturaleza posee fue llamado «La Madre» y consideraron los Hombres ser los hijos e hijas de esta Madre, hermanos y hermanas de todo lo que habitaba por encima y debajo de la Tierra, en las aguas y en los montes, en las ciénagas y en las espesuras.
Del Cielo dividieron estrellas. Vieron que cada cuatro años el Río de los astros se unía y demoraba cuatro años en expandirse; así, distinguieron fuerza femenina y fuerza masculina y el secreto de la creación de los astros. Vieron que el Río Amarillo era igual que el Río del Cielo: las mujeres tomaron la ribera este y los hombres la oeste y vivieron separados cuando el cielo se expandía y se unían cuando el firmamento se apretaba. Aprendieron a medir el tiempo por el Sol y la Luna y descubrieron los números, las formas y la organicidad del universo. Llamaron Padre al Cielo y considerándose hijos e hijas del Cielo, hermanos y hermanas de todo lo que habitaba en su inmensidad desconocida.
De las estaciones construyeron la comunidad, según necesidad en cada tiempo. Ratificaron que todo espacio armonioso siempre se dividía de cuatro en cuatro y esta ley la aplicaron con sus hijos: a los 4 años el niño sabía que era niño y nacía para él mismo; a los 8 años debía comprender al Padre-Cielo ya la Madre- Tierra y era instruido; a los 12 aprendía a usar sus manos para el trabajo y la caza, para el hogar y su sobrevivencia; a los 16 podía unirse y formar familia, si así lo decidía y era instruido en las cosas de los adultos por los ancianos -los varones-, y por las ancianas y mujeres adultas en el caso de las jovencitas. A los 32 un hombre entraba por la puerta del Gran Espíritu y preparaba su viaje eterno. La mujer lo hacía a los 28.

Del tiempo comprendieron la sabiduría y descubrieron que el No- Tiempo es el verdadero tiempo. De ahí profundizaron muerte y vida. De esto dedujeron que pasado y futuro son los dos únicos tiempos que se pueden percibir: uno porque hay memoria, otro porque hay instinto. El presente no existía para ellos y vivían haciendo lo que debían hacer cada día, sin premuras, ni agobios de ninguna especie. Siempre reían. Eran felices los antiguos.
El Gran Espíritu era como una brisa, a veces quieta, a veces en movimiento, que no se podía ver, pero si se podía sentir en el corazón. Descubrieron que en sueños era más cercano y se manifestaba: entonces aprendieron a morir sin morir, dormir sin dormir, estar sin estar. Y pudieron viajar sin moverse de la caverna, para vivenciar que el Gran Espíritu todo lo sabe y todo lo puede. Como era una cosa de empeñarse cada día y cada noche, no todos lograban llegar a la unión con el Gran Espíritu… Otros temían y rehuían a quien entraba en este estado. Así, nacieron los Santos y los Sabios. Ellos conformaron el mundo de lo invisible: para guiar a los Hombres de esta Tierra.
Creado el mundo de lo invisible, Sabios y Santos supieron que podían vivir en el No- Tiempo pero que no eran eternos. Desde entonces ellos enseñan que el Mundo Superior es inferior al Mundo Celeste; llamaron a este Mundo Superior, «macrocosmos», porque es un mundo intangible envolviendo a un mundo de materia. Llamaron Cielos al Mundo Celeste y son varios estos Cielos y en el ápice el Soberano Celeste tiene su reinado.
Cuando nos rehacemos a los antiguos, todo parece simple y sencillo, fácil y natural Cuando observamos estas cosas con los ojos del mundo y del Hombre de hoy, todo se caotiza, obnubila, se torna una guerra de nombres, categorías, ideas, ilusiones, teorías mentales: eso es soberbia. La rebelión contra el Gran Espíritu ahora es sutil, imperceptible, disfrazada… Pero engaña solamente a los soberbios y nunca a los humildes.

2º PRÓLOGO
La base de esta traducción es el trabajo que realizara el estudioso y practicante de meditación taoísta, Luciano Magrini, en 1935-36, extraídas de sus dos estadías en China y de su relación con connotados conocedores de estos temas y prácticas de origen chino, como el filósofo Hsiung Hsi-ling y el profesor TH. Tang. El trabajo fue culminado a fines de 1937 por Chiang Hsi-chang, quien comparó la labor de Magrini con 84 trabajos fidedignos y la versión alemana de Wilhelm, tomando como comprobación el estudio de Miao Tze Tsai que compiló un diccionario chino-alemán sumamente amplio y explicativo, sobre todo del lenguaje de los clásicos chinos. La primera edición fue conocida recién en 1941. Una segunda edición tuvo mejor suerte en 1947. El Profesor Paolo Siao Sci-yi le consignó una mayor proyección en las ediciones de 1982 y 1989 (Edic. Laterza y Figli. Bari-Italia).
Bajo la palabra «comentario», se encuentran los aportes del autor principal de este trabajo, Ricardo Andreé. Cada comentario extraído directamente del libro base, que ha servido de fuente principal (además del libro de Richard Wilhelm y algunos trabajos menores), tiene el nombre del autor de dicho aporte. El trabajo en italiano ya mencionado fue la matriz de esta versión; la comparación se basó en la excelente versión de Wilhelm. Jesshu Li, el Maestro personal del autor, también interviene y comenta. Yo, Don Samuel, no comento directamente al inicio; lo hago a través de algunos cuentos y alegorías que transmito al autor. Luego ya lo hago en forma directa.
Ricardo, Jesshu Li y Don Samuel vivenciamos y nos unimos a esta profunda y vital experiencia en forma distinta, llegando a conclusiones propias, coincidentes y siempre complementarias.
Como apertura, diré lo mismo que diré al final: este trabajo no es para estudiarlo o leerlo en forma intelectual sin entrar en meditación. Esta labor que entregamos es vivencial: entren también Uds. en meditación, aquieten la respiración, despidan las preocupaciones, despejen sus expectativas y vacíense de toda intencionalidad o imaginería. Solamente después lean un capítulo del Maestro, lentamente, pausados, con quietud; luego repitan la frase o el verso que más les llamó al corazón: «el Tao es innominable», por ejemplo. O lean nuevamente el capítulo. Luego vuelvan a la meditación. Cuando salgan del estado meditativo; regresen al mismo texto, lean, comprendan, vuelvan a leer, comprendan con el corazón, sientan la afirmación del Maestro. Lo que no «suena» ni se comprende: déjeselo, no insista. Otro día, otro capítulo. No regresar nunca al mismo a no ser que así se sienta la inducción interior, sin obsesión intelectual, sin obcecación, menos con rabia por la incomprensión. Se volverá al capítulo todas las veces que sea natural: si no hay inducción hacia un capítulo ya conocido, se abrirá el libro al azar durante la repetición de las palabras: NAM TAO TE i KING, si se hace a modo de los Mantram, con voz gutural, tanto mejor.
Los comentarios y agregados, si los hay, se leerán al final, cuando se haya realizado el propio discernimiento. Si se trabaja en grupo se hará lo mismo, pero una persona hará de guía abriendo el libro y leyendo. Luego cada persona trabajará el mismo texto en forma individual, aparte, en su casa. Se intercambiarán las ideas y vivencias y se crecerá sin entrar en discusiones, escuchando y discerniendo la experiencia y el aporte del otro, sin calificarlo ni enjuiciarlo.  Esta es la forma de compenetrarse con estas enseñanzas del Gran Viejo, Lao Tsé.
¡Buen Trabajo!

PRESENTACIÓN
¿Qué empuja a un hombre a realizar un trabajo como este? Imagino que detrás de cada tentativa existe una buena intención, un deseo positivo de abrir a muchos más, en este tiempo, este conocimiento que nos dejara como único legado el solitario Sabio Chino, Lao Tsé.
Quiero pensar que las tergiversaciones y las desinformaciones que brillan en muchas traducciones recientes y versiones interpretativas modernas son parte de esa buena intención.
Chuang Tsé el primer discípulo de Lao Tsé, ni siquiera se asoma al terreno de la explicación sobre la mono-producción de su Guía: sí se introduce en el espíritu del Tao y desde esas alturas usa su letra mordaz y osada, acompañada de su propia, vivencia que ha quedado en el tiempo como la compañía inseparable del Tao Te King.
Wan Pi, un joven y talentoso sabio, que murió a los 24 años, el año 249 d.C., es quien inicia la larga lista de estudiosos, filósofos y religiosos que han dedicado sus energías a la compenetración con los misterios del Tao. Los emperadores tenían como cosa «cosa santa» leer y hablar del Tao y no pocos hicieron compilar trabajos que posteriormente llevaron el nombre del gobernante, como bajo la última dinastía Manchú.
Algunos quitaron versos por considerarlos «poco convenientes» y algunos más descarados agregaron párrafos propios, haciéndolos pasar por palabras del Sabio.
Si otros occidentales realizaron una investigación tan asidua y vivencial antes de Richard Wilhelm, no hay constancia, aunque¬ mucho se especula que los Jesuitas habrían realizado importantes labores investigativas tanto del Tao Te King como del I Ching, pero que nunca vieron la luz pública. Se conocen versiones en inglés ya en 1850, quizás paralelas a las de James Lagge sobre el I Ching, pero de una dudosa rigurosidad y repletas de prejuicios colonialistas. Richard Wilhelm, alemán, sinólogo, misionero adventista, se bota, literalmente, en los escritos oficiales que contenían los 81 versos del «Libro del Tao y la Virtud» (Tao Te King). Corría 1909 y el hombre alemán abarca su trabajo con seriedad de estudioso y científico; quizás si Wilhelm hubiese traducido el Tao Te King después de su vital labor con el I Ching (el Libro de los cambios), cuya culminación se constata en 1920, habría sido menos respetuoso del oficialismo que ya entregaba algunas tergiversaciones Y también, muy probablemente, menos ortodoxo y literal en su traducción. Con todo, el trabajo del misionero protestante sigue siendo uno de los más ricos en datos y uno de los más serios en occidente. &&&Desde siempre, en China, las palabras del Sabio han sido fuente de inspiración, de encuentro espiritual y trascendental. Desde Lie Tsé (Lie YÜ Kou) y Chuang Tsé (Chuang Chou), los primeros, hasta entrado en este siglo que ya expira, pasando por filósofos y místicos ascetas que entraron en el Tao en las misteriosas montañas de Lao Shan (Isla de los Santos), no se supo nunca de un occidental que entrara en el Tao mediante lo propuesto por Lao Tsé. Se expande hacia Japón, hacia Carea, y llega en forma contundente y prolija solamente con el sinólogo Wilhelm, aunque el mismo traductor alemán se rehace comparativamente a otros autores contemporáneos: S. Julien, Carus y Víctor Von Strauss. Sin embargo, la diferencia reside en la vivencia directa y profunda que el misionero adventista experimentara en China, sobre todo cuando se introduce en el I Ching. Tal fue su inserción, al punto de padecer un conflicto de identidad entre el Sabio Chino que se despertó en él y el severo hombre alemán, que es como él se conocía. Desde entonces, podríamos distinguir dos tipos de caracteres en las traducciones e interpretaciones del Tao Te King: el del racionalista que estudia el fenómeno según cristales académicos o filosóficos; el del buscador espiritual occidental que mira a Oriente cuando la verdad trascendental se ha extraviado entre tanto dogma y doctrinas. El primero no logra apreciar más de lo que aferra con su propio intelecto, de acuerdo a límites culturales o conocimientos comparativos, sean filosóficos como religiosos. El segundo intentará poner en movimiento, mediante la práctica, aquello que entendió parcialmente con la mente. El primero no llegará nunca a la mente natural del Tao, esto quiere decir que nunca comprenderá a Lao Tsé ni lo que escribiera el Maestro. El segundo descubrirá que lo que aferró con el análisis se potencia y se hace vivo mediante la práctica espiritual del Tao.
Esto explica por qué la mayoría de las versiones son extrañas a las enseñanzas del mismo Tao Te King y cuán ignorantes suelen ser en verdad aquellos que mencionan al Tao como un producto de moda y han inventado la terminología del «Taoísmo útil» : tao de la bicicleta, tao de los alimentos, tao de aquello y tao de lo otro.
El que practica el Tao… NUNCA hablará del Tao… Mucho menos como lo hacen los presumidos e irrespetuosos.
Algunos han ido un poco más lejos: como negar la existencia de Lao Tsé y colocarlo como personaje mítico, inexistente físicamente en tiempo alguno; agregando que los escritos son un cúmulo de versos recogidos de distintas épocas y pensadores. Los mismos añaden muy circunspectos que la obra misma corresponde a la vena «filosófica idealista» de los «pensadores chinos» y como joya colocan la aseveración que reza: «el Tao es ilusión, es la negación de la materia.» ¿Qué nos empuja a nosotros a realizar este modesto trabajo?
Nuestro Amor al Maestro Lao Tsé, cuyo nombre puede ser traducido como «el Gran Viejo» o «el Niño Viejo.» Amor nacido en las prácticas de meditación, en la soledad de las colinas del Valle de Putaendo. El vivenciar a Dios sin dogma alguno, en su cosmogonía más pura, en el génesis más claro y clarificador, eso que el Sabio llamó Tao, porque no supo qué nombre ponerle, es el motivo íntimo, más arraigado. Es una forma de decir: ¡existe! Es un modo de exclamar: ¡Aquí está el Reino!  Tomamos entonces las referencias de Lin Yu- Tan, de Richard Wilhelm y con esta base escrita entramos en la ardua práctica de palpar la verdad del Tao. Cuatro años de permanente atención, de actitud observante, de opciones y desapegos -no sin luchas, contradicciones y límites- al cabo de los cuales podemos decir que es cierto lo que está escrito, incluso aquello de que Lao Tsé está vivo y es perceptible en su guía.
La inquietud fue madurando pacíficamente en el interior: desde esos días de retiro a los pies del Monte Santa Inés, frente a Pichidangui, cuando el Maestro fue particularmente activo y la esencia celestial fue discernida como Tres manifestaciones Unitarias, cuyo Tao creador de la materia y lo invisible es aquello que los antiguos griegos concebían como el «El Logos» (la primera manifestación de vida, la matriz de la creación), el Verbo, el Cristo. Desde entonces la relectura de la clave Crística fue necesaria y urgente, fuera de toda reticencia y prejuicio religioso o cultural. Pero habría sido una incongruencia si a esta aclaración nos hubiésemos introducido por otra vía distinta, fuera de la meditación, el discernimiento y la oración en retiro y soledad. Nada ha sido ni es solamente intelectual.
En la sana intención de propagar a otros lo que fue una verdadera iluminación para mi existencia, se organizaron algunas «iniciaciones» que alcanzaron más o menos a las 100 personas entre Santiago y Concepción. Sin embargo, la experiencia manifestó con frialdad que algunos de los que dicen buscar la verdad espiritual, definitivamente no quieren eso, sino que un aliciente para encubrir las pasiones no resueltas y sus indecisiones repletas de apegos y frustraciones. Otras personas escapan de las religiones tradicionales, no quieren seguir guías de ningún tipo y cuando tienen ante si mismas el sendero de la propia opción espiritual, dependiente solamente de la disciplina personal y de la Fe en la existencia de la divinidad… se desvanecen. Es mucha la renuncia, eso de desapegarse de los deseos; es exageración conceder el timón de la vida a algo «invisible y misterioso». Aquellas personas, en cambio, que han roto con el obstáculo de la impaciencia, de las falsas dependencias y con rigor han mantenido su autodisciplina y la perseverancia, han logrado ascender paulatinamente hasta llegar a reales umbrales de verdad divina.
Esta experiencia tuvo un efecto vitalizante: lo Crístico se hizo tangible con cada enseñanza de Jesús; la vivencia del Maestro Lao Tsé ya no es anecdótica, sino que real. JesúsCristo y Lao Tsé parecen unirse bajo la luz de lo Tao-Crístico.
Lao Tsé vino entonces en un sueño vivencial y avisó que bajaría la enseñanza al corazón». Cuando pasaron los meses y ese mensaje onírico ya casi no era recordado, surge en mi interior una gran necesidad de retirarme y comprender la voluntad de Dios para estos tiempos. Así, sin mucha claridad sobre el quehacer, acepto una invitación de Flor Zúñiga para estar unos días en su casita de Bahía Inglesa, cerca de Caldera, al norte. Llevé conmigo la versión italiana del Tao Te King de Luciano Magrini, elaborada por Paolo Siao Siao-yi; la traducción de Richard Wilhelm, mi libro de I Ching, una versión’ del nuevo Testamento, que me regalara mi hermana Lola Poveda…
Trabajé muchas horas, medité intensamente, dormí poco y soñé profusamente. Al cabo de 10 días había sobre la mesa 64 aforismos traducidos y comentados, divididos en cuatro partes. El orden, la selección, las palabras, la vivencia toda es mía no lo es. ¿Cómo calificar las vivencias místicas? Un psiquiatra ortodoxo diría que es un tipo de locura. Lo cierto es que al sentarme a leer el producto del trabajo me recordé del sueño, del aviso y fui a revisar atentamente el cuaderno donde redacto mis vivencias. Así, Lao Tsé había cumplido con su promesa: En esta labor no hubo intelecto, no hubo elaboración estudiada: fue una catarsis, una energía inteligente y sabia que me hizo vivir lo que escribía.
Las citas de los evangelios aparecieron sin buscarlas, cada una estaba a la mano: abriendo al azar el sagrado libro; a veces el I Ching me llamaba, lo abría y escribía lo que aparecía como apoyo y aporte a la idea en desarrollo. Nunca hube premeditación alguna, orden mental, estructura literaria. Cuando me agotaba: dormía. Soñaba: veía a mi Maestro luchando contra entes demoníacos, los que querían tomarme para evitar que siguiera escribiendo; el universo de los símbolos que he recibido estaba agitado, activo, presente, rodeándome como guardianes armados. Lao Tsé danzaba suave y armoniosamente y su perfume, que ya bien conozco, invadía mi Ser. Cristo vino potente y sobrecogedor como aquella vez en la montaña de Putaendo: el Orden Superior de la existencia y la No-Existencia iba pasando o despertándose en mi Espíritu.
¿De qué otra manera podríamos comprender y entender el Tao que enuncia Lao Tsé?, y ¿De qué otra forma podemos acceder a los misterios del Cristo?
La fe, la entrega, la opción y la disposición absoluta… conducen a Dios y en su camino podremos acercarnos al Tao Crístico que aquí hemos vivenciado.

Extracto del Libro «Tao Crístico»

el-andariegoEL ANDARIEGO 7+1, LA HORA DEL SALTO

A modo de Prólogo

«El Andariego» es un texto que fue naciendo como en un andar. Emboscado en el misterio su contenido, asaltó intento: un segundo libro «Ara», con reflexiones sobre el Evangelio de San Juan». En efecto, en agosto del año 2005 me retiré a Guanaqueros con todo lo necesario para escribir al menos 24 claridades que había recibido en mis meditaciones bajo el Don del Espíritu Santo.
Inicié la labor de selección del material, pero cuando abrí la primera página de escritura (supuestamente la inducción al tema) su resultado fue «extraño» y no respondía a mi propósito intelectual. Entonces me entregue y en tres días tenía al menos cuarenta páginas sin estructura, con argumentos inconexos. Ese raro resultado durmió por algunos meses, hasta que Marisol Olivares, la madre de mi hijo, pidió mi autorización para transcribirlos. Ella siguió un orden azaroso que di al paso. Y después de varios días de trabajo tenía enfrente de mi vista «algo» que asimilaba a un «testimonio» o «diario de viaje».
Nunca quise ni ha sido mi intención, hablar o escribir sobre mis vivencias, y he rehuido referirme a detalles de mi vida: porque siempre he considerado vital la enseñanza y no aquel que entrega la enseñanza. Y los Libros de Discernimiento («Ara: 64 Reflexiones…»,»111 escalones…» «Tao Crístico» «I Ching: Séptimo Tiempo») han sido coherentes con ese principio, aunque muchos alumnos, investigadores de la Sabiduría y de la Consagración, y a gente que ha adquirido los libros mencionados han incentivado, de alguna manera, para que hiciera algo referente, sobre todo, a la Montaña y cómo fue que se halló ese lugar tan pleno de misterios.
Nunca Pensé, ni planifiqué. Simplemente este «Andariego» fue apareciendo. Y ante mi duda y sorpresa sometí el asunto al Oráculo de Sabiduría, para tener una primera visión sobre lo que estaba aconteciendo. De verdad, me dispuse a romper los papeles si la Sabiduría calificaba esto como un ejercicio de ego, o un desvío de mi mente. Sin embargo, las claras respuestas del oráculo abrieron puertas que se conectaban con avisos previos de cambios inexorables que acometerían mi vida desde agosto del 2006. Recurrí a las claves Crísticas para obtener una imagen amplia y profunda del papel que cumplía este…huésped no invitado; ciertamente nunca comprenderemos los eventos sin una observación macro, que solamente Dios nos las puede entregar. Y el texto que parecía un invitado de piedra comenzó a convertirse en un libro con personalidad y sentido.

El orden de los otrora escritos revueltos vino a mí en un par de horas. Aquello que debía ser descartado, quedó rezagado, y lo que aún faltaba fue insertándose poco a poco, siempre con sueños aclaratorios y consultas a la Sabiduría. El título fue inducción de los maestros del I Ching, y cuando tuve en mis manos la primera copia editada, nuevamente en Guanaqueros, primeros días de septiembre de 2006, quedé con una sensación extraña. Entré en meditación y acudí a la Sabiduría, y de esta Santa fuente recibí la claridad: debía insertar tres capítulos y sacar un par de párrafos. Al amanecer abrí los Sellos Crísticos y JesúsCristo me mostró algunos detalles muy delicados y sutiles que debían ser reforzados; pero en ese encuentro además me fue mostrada la puerta que se cerraba a mis espaldas y el tramo del camino que se estaba abriendo.

De lo Búdico a la Sabiduría

«Recorrí el sinuoso camino largo, y Dios me condujo por sus pedregosos senderos. Este camino inicia como todo andar: con el primer paso. Y cuando llegué a la última puerta, para sorpresa mía había otro camino que seguir: este era corto, escalonado, empinado, pero recto.
No importa la anécdota terrenal y humana: puede ser distinta a otras, pero ninguna tiene importancia hasta que se inicia el Camino. Entonces hacemos bien en guardarnos la información de cuanto vivido, soñado o acaecido durante nuestras vidas. Ni cambia el sustento de nuestra huella la cultura que nos da ropaje o de la religión que nos da zapatos. Tengamos memoria de lo nuestro para propio testimonio y constatar que también en nuestra pequeñez hubo un plan que nos conduciría al inicio de la senda. Porque lo que nos parecía un rompecabezas, al mirar atrás, en la boca de la trascendencia posible, nos dará una cuenta perfecta de nuestras vidas, incluyendo los sufrimientos y los «por qué» que nunca nos explicamos. Solamente esa vivencia es ya toda una revelación, y un golpe al orgullo y al ego: «en verdad nada era como yo creí, ni para lo que imaginé, ni por lo que yo quise». Y sí, hasta lo que nos pareció más fortuito y del todo impersonal… al final era parte de un plan y mucho tenía que ver y hacer con nuestra persona.
Eso lo entiendo hoy: no lo aceptaba en la Abadía de monjes budistas cuando jamás me fue permitido hablar de lo mío, mis vivencias y sufrimientos… de lo soñado… de lo real… nada. Porque cuando aún no has culminado tu acercamiento al Inicio del Camino, y está viviendo, es decir, estás siendo construido y un plan se halla en movimiento, nada es más nefasto que encandilarse con lo que está en cierne, o buscar respuestas aún cuando se gesta la solución, o apresurar con esfuerzos humanos o emocionales un efecto espiritual. Entonces me reservé el derecho a escribir: si no podía hablar, escribiría. Y al entregar mi ropa de calle, en la Abadía y recibir el atuendo y sandalias, aquello que servía para escribir también quedó guardado en la mochila. Me preparé para recibir prédicas, enseñanzas y conocimientos: estaba ávido de saber. Desde la cuatro de la madrugada hasta la ocho de la tarde sólo se meditaba, se recitaba el Sutra del Loto y se caminaba en silencio. Entonces viví en estado de Quietud y en la Paz la existencia se abrió como un libro vivo y vívido, ordenando lo que aparentaba ser caótico, explicando causas, abriendo infiernos, proponiendo salidas. Y al pasar diez meses, por calendario, viviéndolos como en noventa días, según mi memoria (algo confuso por ese lapso no computado por mi costumbre y orden, en donde diez meses nunca fueron tanto días reales, y para mí nunca pasaron más de noventa días…) estaba ya en la puerta del edificado de nuevo con mi morral, despedido con mucha bondad por los monjes, camino al mundo… y lloré en una estación de tren… lloré como un niño. Una madre que pasaba con su hijo pequeño, el cual miraba asustado con su carita redonda y ojitos profundos, decía dirigiéndose al niño: «Es su Karma…». Corría el año 1977. Desde Nepal, nuevamente aterrizaba en Italia.
Nunca me propuse llegar allí, menos vivir diez meses en el No-Tiempo: sucedió que a fines de 1974 me dirigí a la antigua Yugoslavia con el propósito declarado de estudiar biología marina, y un plan adyacente, asistir a una escuela militar para oficiales. Nunca llegué a la universidad. La escuela del Ministerio del Interior se hallaba en Bagna Koviliacha, una zona que hoy pertenece a Bosnia: después de no pocos problemas y desacuerdos, literalmente escapé del lugar y desde Belgrado fui autorizado para abandonar el país. Llegué a Austria. De nuevo en Italia me establecí en Milán. Allí conocí a un grupo de italianos que serían fundamentales en mi pasar por Europa. En 1975 me trasladé a Florencia, ciudad que acunaría mis amores vivencias humanas, mundanas, emocionales y espirituales. Obtuve una beca para estudiar Ciencias de la Comunicación, pero yo quería Ciencias Políticas: pasé un semestre por esa pérdida de tiempo y retomé las Comunicaciones. Pero me fue quitada la beca por participar en la toma de la facultad de arquitectura, a los comienzos de 1977, año de convulsiones políticas en Italia. Debía trabajar. Y mis amigos italianos me ofrecieron un cargo de Corresponsal Internacional para una serie de periódicos y revistas de la izquierda itálica. Así llegué ante las puertas de la abadía budista: la intención era llegar al Tíbet para cubrir conatos de rebeliones anti-chinas que allí se estaban produciendo. Nunca llegamos, el equipo volvió a Italia: yo entré al monacato.
Entonces creí haber llegado al final de lo viejo y pensé: ahora inicio mi nueva vida. No fue así. Aún estaba andando. Asumí con humildad y con mucho de espanto que no tenía el cronómetro del tiempo, ni conocía el plan trazado en mí. Era ignorante y muerto. Para el mundo era un joven -decían- con suerte, inteligente, bueno en los oficios que emprendía, atrevido en su campo laboral, alegre, trivial y de muchos amores. En la verdad íntima ante Dios me sentía atribulado, atormentado y absolutamente carente del Amor del Creador. ¿Qué podía hacer para que la puerta se abriera y Dios me acogiera como un hijo suyo? «Vivir». Esa era la respuesta que siempre recibía en mis meditaciones. Vivir según lo que soy. Pero entonces ¿por qué no me sentía libre? Requería una jurisprudencia que no escandalizara mi propia vida, porque sin límites caía en los infiernos y la verdad allí era ajena, desesperante y terrible para mi alma.
El budismo me enseñó a caminar y me dio el arma de la Paz y la Contemplación, pero yo no tenía Sabiduría, y sin Sabiduría todo hombre se perderá tarde o temprano en algún tramo de su vivencia, mucho antes de siquiera comenzar el Gran Camino.
Hallándome ante un Buda misterioso entre altos cipreses entre lápidas escritas en danés que rememoraban a un matrimonio de artistas que habían vivido en la magnífica Villa de Fiésole (Toscana), en la que ahora me encontraba, una mano amiga y dulce me extendió un regalo cuya dedicatoria decía: «He aquí al Maestro de Sabiduría que pediste a Dios». Ese fue mi primer libro del I Ching. Aunque ya conocía el I Ching como «juego» y lo consultaba muy ligeramente, nunca había tenido un libro «serio y completo» como el que ahora tenía y jamás había compenetrado la enseñanza de esta magnífica herencia. Ahora contaba con una fuente de Sabiduría para ordenar mi andar. Dios me escuchaba y por sus misteriosas maneras hacía llegar lo que Él consideraba acorde con el Plan que yo estaba lejos de entender.
Mi existencia, con la atención permanente en lo aprendido, y sin olvidar nunca que era un viajero sin estación, estuvo muy lejos de no ser vivida: justo lo contrario. La intensidad y la osadía de experimentar y consumar lo que se interponía entre lo viejo y lo nuevo, entre lo muerto y la Vida me condujo a estados terminales: allí donde otros decían querer ir, yo llegaba. No porque fuese mejor o más capaz, sino que por naturaleza nunca conocí una verdad sin coherencia y jamás creí en la palabra sin acción, y menos esperé recompensas por creer en las causas justas. Y desde muy temprano tuve la nítida sensación de que el Ojo de Dios me observaba, siendo aún muy niño, y quizá por eso no me importó lo que los demás opinaran sobre mí, porque si Dios me lo permitía no podía ser importante lo que opinara el mundo. Comprobé, sin embargo, que, con dolorosas y peligrosas vicisitudes, cada vez que conducía mi caminar según la voluntad del ego caía en infiernos atroces y abismos de los cuales siempre me costaba salir. Y mientras seguía un orden instintivo, que ya percibía, la vida era una sincronía de hechos, personas y vivencias que sin duda eran parte del Plan que algún día entendería en su globalidad. Por lo mismo acepté avanzar según orden interior en el que nada importaba el parecer e los otros. Eso me condujo a la revelación de la Obediencia.
Y esta es mi primera conclusión testimonial hoy: la puerta que ordena el andar preliminar es la obediencia, la entrega. No sé cómo podría avanzar alguien en esta vida sin Sabiduría y sin Paz. Primero se debe alcanzar La Paz de La Quietud, esa que calla la mente artificial del mundo y sus sensaciones, y calma el Alma y los sentidos, en modo que el Gobierno de Uno Mismo se halle en La Paz. Porque solamente en la Paz los torbellinos serenan sus ímpetus, y en La Paz las decisiones son justas. El mundo es contrario a la Paz, porque el estado de Paz en el Hombre lo torna Superior y desde su altura comienza a verificar el Gran Engaño de Lo Temporal. Desde la Quietud y La Paz se llega a la Entrega, a la Suma Confianza en Dios: y esa es la vía a la Obediencia»

Extracto del Libro «El Andariego»

EL TESTIMONIO DE JUDAS

Irineo, padre de la Ortodoxia cristiana, 180 d.C., da a conocer la existencia de muchos evangelios heréticos; entre ellos, uno especialmente atacado por él, llamado: «evangelio de judas».
No hubo certeza de estos escritos, y no se contaba con pruebas concretas que avalaran su existencia, hasta el siglo recién pasado. Con la aparición de los pergaminos, reunidos bajo el nombre: «Códice:»Códice Tchacos», en 1970, parece saldarse un círculo de hallazgos iniciados en 1947, con los Rollos del Mar Muerto (Qumrán). Estos Códice se hallan hoy ordenados y estructurados para su estudio y análisis en la Biblioteca de Nag Hammadi.
Interesa particularmente este documento, recientemente publicado, debido al alarde, y la especulación, que acompañó su lanzamiento. Pero, sobre todo la atención común se centra en la polémica figura de Judas. Ya explicamos en el libro testimonial «El Andariego» algunos elementos a tener en consideración para mejor comprensión de los hechos espirituales, y reiteramos ahora esta salvedad: esencialmente porque si contextualizamos lo espiritual bajo esquemas estrechamente humanos, históricos y puramente terrenales… todo lo real de estas, y de otras, escrituras se extravía y, finalmente, el tema deriva en especulaciones infantiles y conclusiones inciertas.
Estas cartas, como muchas otras, corrían de manera abundante por las manos de los gnósticos céticos, quienes se autocalificaban como la generación de Cristo. La otra corriente gnóstica, la Cainita, negaba a Cristo y era un movimiento acrático y bizarro que en mucho se acercaba a posturas demoníacas. La idea de presentar al gnosticismo como una marejada unánime, orgánica y estructurada es una tergiversación que cumple los objetivos de sus detractores, para los fines antes mencionados. Los gnósticos fueron más bien una «forma de concebir a Cristo», y su centro doctrinario residía en La Sabiduría, no cuanto «conocimiento» intelectual, sino como práctica místico-espiritual. La diferencia sustancial era, y es, que La Sabiduría entrega, cuan efecto revelador, una elaboración espiritual, personal, de la Verdad… El «conocimiento», en cambio, fomenta la búsqueda de «la verdad» por medio del saber humano… y en la práctica, es un círculo de iluminados que impone su propia elaboración como «verdad de dios». Mientras La Sabiduría exige una Relación Personal y Espiritual con el Cristo Dios, el «conocimiento» entrega el gobierno de dios a la iglesia, y a los doctos en ésta. Ante esta realidad: escritos, como los que aquí exponemos, lisa y llanamente eran, y aún son, una bazofia para los clérigos y el mayor escollo para sus planes políticos.
Extracto de Presentación del Testimonio de Judas

111-escalonesLIBRO 111 ESCALONES HACIA EL CIELO

En 1992 me encontraba trabajando en el ordenamiento del I CHING con los apuntes traídos de Basilea -Suiza- para editar «La Verdad Interior». El Maestro Jesshu Li fue particularmente activo y generoso, en ese tiempo y lugar. Según mi criterio, yo trabajaba en un proyecto en base al antiguo Libro de Sabiduría, sin embargo, no todo el producto de lo escrito tenía directa relación con la elaboración planteada… Aún más, ante mí tenía una serie de textos que escapaban a mi orden original.
Separado el contenido correspondiente a «La Verdad Interior» quedaron, por una parte, los textos que fueron a engrosar el material testimonial incluidos en «El Empedrado de Jade» y «El Cristo del Loto», y por otra: una carpeta con material extraído de las enseñanzas de Jesshu Li , basadas en el Oráculo de Sabiduría. Pasaron dos años… encontrándome en meditación frente al altar, en mi casa en Concepción, un día Domingo temprano, vi una imagen muy parecida a un sueño que había tenido años atrás: en éste me encontraba en un lugar parecido al patio de la casa de mi abuela materna, sólo que el lugar no tenía fronteras, era un prado verde que se perdía a la distancia; a mi izquierda vi y sentí a un monje budista en posición de Loto enfrente a un altar de piedras blancas, altas, cuya parte superior tenía forma de un cabeza de serpiente cascabel. El monje era joven, calvo y no notaba mi presencia. Más allá, en la mitad del verde había una escalera de colores transparentes con mucha luz en su entorno; bajaba desde el Cielo y no llegaba al suelo. Una larga fila de personas se dirigía hacia esta escala cuyas gradas eran doradas, la gente acudía en calma, serena, alegre. Yo estaba en la fila, pasé detrás del monje y tuve ganas de invitarlo a venir, quise quedarme con él. Inmediatamente más allá del altar donde se hallaba el hombre se encontraba una muralla vieja de piedras carcomidas y derrumbadas. En ese punto la voz dijo en mi interior: «ciento once son los escalones del adepto; sin el primer escalón no hay segundo; después del segundo todos son ascendentes»… Agregó: «la sabiduría no está al final de la escalera, sino que en la decisión de poner el pie en ella». Saliendo de esa visión interior, el Espíritu me indujo a buscar entre mis papeles y saqué la carpeta con los textos sobrantes que dormían en un rincón. Una claridad extraordinaria hubo en mí y supe a ciencia cierta cuales partes separar y cuales dejar. En seguida realicé una separación por párrafos que fui enumerando correlativamente. No leí, no pensé, no tuve conjetura alguna ni me detuve a verificar si los cortes de cada lectura eran congruentes.
Por tratarse de textos profundos no basta con una lectura, el trabajo de discernimiento no se agota con una leve comprensión, es necesario volver sobre el contenido del mensaje varias veces y siempre en actitud de serenidad, devoción y apertura espiritual. Cada vez es de vital importancia anotar lo que se comprendió, lo que se sintió, lo que causó la inquietud, lo que resultó comprensible y clarificador. Así, en un largo proceso de discernimiento el mensaje cumple el rol de ser un escalón hacia el Espíritu y la Sabiduría de lo espiritual. Nunca se debe volver a buscar otro número sin antes haber agotado la labor con el escalón que nos ha sido designado.
¿CÓMO HABLAN LOS CIENTO ONCE ESCALONES?
Para compenetrarse correctamente con estas respuestas, la persona debe hacer tres preguntas: ¿Qué me dice?, ¿Qué debo comprender?, ¿Qué debo hacer?
Una vez que se ha obtenido, mediante cualquier método de recogimiento y quietud, el número con el texto correspondiente, enfocaremos la lectura bajo estas tres cuestiones básicas. Tengamos en consideración que todas las respuestas tienen un valor interior, espiritual y están dirigidas a Seres que definitivamente han encaminado su existencia por la senda de la virtud espiritual, es decir, no contienen fórmulas para «llegar a la escala», sino que son situaciones para los que «ya están en sus gradas».
Si una persona toma esta escala como un instrumento de acercamiento a la verdad sabia de Dios y vive en coherencia con estas enseñanzas, sentirá la viva presencia del Maestro Jesshu Li y de los guías de Sabiduría. Entrando a los escalones superiores, del 80 hasta el 111, vivenciará la necesidad de aferrar la Nueva Ley de la Resurrección, y la vida del adepto dará un giro absoluto en el sentido del Cielo.
Todos los instrumentos como este deben ser acompañados con la coherencia y la congruencia cotidiana, con la vivencia espiritual sin dudas ni limitaciones, bajo la debida meditación, recogimiento y oración, con un sistema disciplinado, constante y perseverante.
Nunca se debe olvidar que estas armas de nada sirven si no se hacen vivas y vívidas en el andar de toda la existencia. No es un trabajo teórico o filosófico, es vivencia y vida, es comprensión espiritual.
Para finalizar: el Maestro Jesshu Li ha sido muy reiterativo últimamente sobre los tiempos que han entrado en cierne en estos días. Ahora comienza el camino de la unión en la diversidad y de la responsabilidad personal ante Dios. Comienza a decaer lo discriminatorio y la incomprensible división bajo tanta bandera y doctrina… lo oscuro de lo pequeño está pasando… lo claro de lo grande está llegando.
Noviembre de 1996 (Bahía Inglesa – Caldera)
Extracto de algunos párrafos del Libro «111 Escalones hacia el Cielo»