Sembradores… sólo entregamos el mensaje -A propósito del Sacerdocio del Jade de las Alturas-

Un estudiante de I Ching de Córdoba, Argentina, pregunta sobre el Sacerdocio del Jade de las Alturas. Responder a este amigo me da la posibilidad de exponer un tema que requiere altura de mira, corazón abierto y mente dispuesta.

El título de las Alturas del Jade fue, por mucho tiempo, un grado póstumo con el cual se ungía al santo y sabio que hasta su fallecimiento había permanecido obediente a la Virtud Suprema. De este Orden Sacerdotal poco se sabe, y no porque poco se quiera saber, sino por su hermetismo y escaza literatura testimonial. Proviene de la antigua Orden de Santos y Sabios cuya tarea de por vida se circunscribía al Palacio Real o los claustros; de este círculo cerrado el hombre público, por así decir, era El Archivero.

Con la crisis de los 10 Estados Combatientes, finalizada a sangre y fuego por la alianza Tang (Hang) – Ming (Hing) sobrevino la gran quemazón de los cánones oficiales y el desplazamiento de los Sacerdotes de Palacio por los hechiceros fang-shi. Casi tres siglos antes del fin de la Era pasada y por dos siglos de la Era actual dominaron las supersticiones alquímicas de los hechiceros. El Orden Sacerdotal antiguo sobrevivía en las Montañas Santas, hasta su reingreso a Palacio desde el tercer y cuarto siglo, mas, sin la estructura de los antiguos Archivos.  Recomiendo leer ‘sobre el feng shui’ que se halla en esta misma Página virtual.

El Orden del Sacerdocio Antiguo se reconstruye oficialmente con la recomposición de los dispersos Archivos, ahora restaurados y divididos en Dos Alas (1250) No tendrá ni el esplendor ni ejercerá el poder que antes tuvo. Durará formalmente hasta 1911. Sus maestros y sabios prosiguieron su labor en forma personal por las islas de China, por Japón y sobre todo Corea. Nunca más conformarían un núcleo como lo fueron antes, y al no poseer Archivos, ni ejercer sus poderes en conjunto, la autoridad sacerdotal pasó a los Ancestros ya fallecidos pero aún activos en el Macro Cosmos (o primer Cielo). Es entonces que la Orden, al no poseer autoridad en la Tierra, y sí tener plena autoridad en el Cielo Inmediato, se llama a sí misma: Orden del Jade de las Alturas, pues todos quienes se hallan en esta orbita sagrada poseen tal Sello.

Sabios y Santos actúan cuan Ángeles de Paz sobre quienes escrutan al Sabio Libro de los Cambios.

Ellos distinguen al Noble como aquel sujeto cuyo acto de nobleza es acudir al Sabio Oráculo para regir su existencia.

Consideran un Adepto a todo quién se esmera por obedecer, seguir e implementar los consejos y formas que emanan del Sabio Instrumento.

Llaman Discípulo a todo Adepto que entra en los Secretos de los Signos, en el Mundo de los Símbolos a través de la Meditación Circular de la Luz (Flor de Loto) y aplica las enseñanzas en su vida colocando en acción la Virtud Suprema (ver : las 8 Virtudes)

Sellan en el Discípulo la calidad de ‘Mago’ o ‘Sabio’ cuando éste aplica las fórmulas para identificar los misterios, la calidad de los espíritus, el futuro y el pasado, y con tal poder ayuda a los Hombres en su ascenso al Camino Medio.

Sellan la calidad de Sacerdote bajo la Orden del Jade de las Alturas cuando el ‘Mago’ ha consumido su estadía en el Camino Medio y ha vivido los 8 Umbrales, y desde tal vivencia Discierne a Dios (Tao)… y entra al centro de la luz de la Rosa de la Meditación Circular.

El Sacerdote que nunca es vencido y jamás abandona su altura, al morir en la Carne… es ungido cuan ‘santo’ en el corazón del Jade de las Alturas. Ese es el Maestro. En esta Orden no hay ‘maestros’ en la carne, sino que se es Maestro una vez en el Cielo Inmediato.

Este Orden Espiritual no es formal, no es institucional. No se adquieren estas categorías sino por Espíritu, por Espiritualidad y aplicación cabal de las Enseñanzas contenidas en el I Ching, pero sobre todo siguiendo la Macro-realidad de los 8 Guías.

Ahora, no necesariamente deben creer a cuanto leen, sino que es bueno consultar al mismo I Ching por esta realidad sagrada y magnífica que habita tan cerca de los Hombres Buenos. Que sea el mismo I Ching que responda a vuestras dudas y preguntas.

Un alumno preguntó una vez si era fácil o difícil sostener humanamente tal Sello… Y mi respuesta siempre es: que si posees algo natural, como un abrigo en invierno, unos zapatos cómodos, en verdad olvidas que los llevas; así, si La Virtud es tu forma de ver y vivir la existencia, y lo divino es para uno algo natural, este sello, o cualquier cosa que no sea de este Mundo, nunca podrá parecernos milagrosa, extraordinaria o ‘pesada’… sino natural. Es lo contrario: lo mundano, lo carnal y la violencia innata en el Hombre es aquello que lacera el Alma y nos hace arrastrar un lastre que luchamos por desbaratar y eliminar… de este mundo… para siempre.

Ahora, sabiendo la fuerza que vive detrás de un libro que cualquier persona puede adquirir, no tengo más que misericordia por aquellos que han hecho de este sagrado Instrumento un juego de azar, una mancia, o un elemento ambiguo para propio lucimiento intelectual. Pero no tenemos el Juicio nosotros, los que amamos aquello que conocemos, sino que cada uno deberá responder en su día por tratar en manera deshonrosa algo que nunca conocieron de verdad.

Siempre el ego se rebela en algún tramo, o los Sentidos se oponen al Espíritu, o la mente artificial combate a la mente natural, o el Mundo  envuelve al que debiera salir de éste. Pero no pierdo la esperanza: porque no somos otros Hombres quienes elevaremos a los Hombres. Somos simples sembradores… la Cosecha la tiene el Gran Soberano Celeste. Nosotros solamente entregamos el mensaje de los dioses.