La Humildad: madre de la Sabiduría

Mientras registraba, con la valiosa ayuda de mi hijo Elías, los videos con enseñanza sobre el I Ching, revisaba lo mucho que se dice, y aquello que se sube en internet, precisamente sobre esta milenaria sabiduría. Inevitable fue la comparación con la secuela de ponencias y litigios que en mayor envergadura se da en el mundo cristiano. Y me recordaba las polémicas interpretativas sobre los Sutras del Buda que llegaban a los bastonazos entre sectas del budismo japonés. De golpe me encuentro con la noticia de los atentados, con más de 200 muertos, que Chiitas y Suníes se provocan entre sí para dirimir sus diferencias en Irak.

De estas diferencias en las interpretaciones, cuando el ego y la vanidad mueve al corazón de quienes enceguecen en sus posturas, se llega a la ofensa, a la descalificación, a la burla, al desprestigio del otro, y hasta la confrontación física… y a la guerra.

Las ‘guerras religiosas’ no son ‘religiosas’ sino, como toda violencia sectaria, es simplemente guerra. Y la guerra comienza desde el simple epíteto ofensivo hacia quién no concuerda con ‘nuestra verdad’.

Desde los antiguos tiempos, en India, en China, en la Mesopotamia, en nuestra América se ha enseñado que el Hombre sensato llega a la Sabiduría de Dios solamente cuando se funde con la creación y asciende en Espíritu a la Paz del Reino. Y es ‘reino’ porque es pleno.  Y Lao Tse lo coloca en términos drásticos, pero necesario: ‘para alcanzar el tao el Hombre debe vomitar todo conocimiento’. Ya el Buda enseña: ‘La enseñanza no entra en un vaso lleno, ni en una copa sucia…es necesario vaciar al ser y purifícalo para recibir la enseñanza’ Y el Cristo toma a un niño y les dice a los adultos: ‘quién no sea como él no entrará al Reino de Dios’. La inocencia, el vacío, la purificación son imprescindibles para llegar a la Sabiduría del Cielo.

Los Santos y Sabios pusieron en práctica esta condición fundamental: primero se elevaron al Camino Medio, y luego enseñaron a los Hombres. Y lo que enseñaron a los demás era y fue aquello que ellos habían vivido. Nadie puede enseñar lo que no ha vivido. Nadie puede mostrar caminos que no hayan sido experimentados y recorridos por la propia vivencia. Nadie puede creer en lo que nunca ha sentido, vivido y comprendido. La fe de la esperanza es un punto de partida. La Certeza de la Fe se logra con Vida y con experiencia espiritual viva y tangible en el Ser.

¿Sabes de lo que opinas? ¿Has vivido lo que afirmas y defiendes? ¿Has recorrido el camino de lo que ahora enseñas?

Con la cultura del antiguo pensamiento griego y el desarrollo del ‘racionalismo’ y la sacro santo ‘lógica’… y el avance de la religión de la ciencia y la fe hecha materialismo filosófico…  fuimos racionalizando y aterrizando lo divino y lo espiritual al punto de hacerlo ideología o un montón de creencias personales sustentadas solamente por la afirmación golpeada y la imposición que dicta el ego y los propios intereses, muchas veces muy alejados de toda virtud real.  Así se potencian las religiones y sus estructuras políticas de poder. Así en pequeño, pero no menos violentos, el mundo se sacia de pensadores y sabedores que en nombre de la libertad de pensamiento y creencia van encarcelando la Enseñanza original de profetas, maestros, santos y sabios… y dioses.

Conversaba con un joven que en el paseo del borde costero en Iquique una vez me abordó con Biblia en mano: cuando le pregunté ¿Cuánto de esto has vivido? Me contestó: ‘nada, porque si viviera algo de esto no estaría aquí’ Y yo le repliqué ¿Y cómo puedes enseñar y predicar algo que nunca has vivido? Y él me dijo: ‘Por fe’. Y parafraseando un pasaje de los evangelios le contesté: ¿tú fe daría orden a este mar para que se retire y lo haría? Y él contestó: ‘eso sería provocar y desafiar a Dios? Y yo le contesté: ‘nada de lo que Cristo enseña y que debemos hacer, como Él Hizo, es una afrenta a Dios, sino justamente lo contrario…no hacer lo que Cristo nos enseña que hacer y vivir es desafiar la Voluntad de Dios?

Lo mismo sucedió con alguien que enseñaba I Ching, y al verificar que su contenido no se ceñía a la Antigua Enseñanza le envié un correo preguntándole cuál era la Fuente de su entrega; y él me respondió que, en treinta años de práctica, como terapeuta, había entendido el uso del I Ching, y había sacado sus propias conclusiones. Y le respondí: ¿has puesto tus argumentos y temas ante el Oráculo para que Santos y Sabios califiquen lo que enseñas? Y nunca recibí respuesta.

Con el I Ching tenemos una oportunidad: que sea el mismo Oráculo quién nos califique, corrija, guie o impida. Todo quién enseña algo de I Ching debe ser aprobado, guiado y orientado por el mismo I Ching. Y todo quién reciba enseñanza debe consultar al Oráculo sobre quién enseña y pedir calificación de lo que recibe. Lo mismo sucede con las ediciones que hablan o enseñan algo del I Ching: deben ser puestos bajo el diagnóstico del propio Oráculo.

Así como el cristiano debe VIVIR en Coherencia con el Evangelio, con la Virtud de la Enseñanza del sermón del Monte, y con la práctica espiritual que Cristo señala… y no siguiendo interpretaciones de otros Hombres, ni imposiciones institucionales, ni liderazgos mundanos que ‘aterrizan’ lo divino y espiritual a las cosas del mundo para usar a Dios para propósitos nada santos, nada virtuosos, nada sabios… Así, del mismo modo un budista debe meditar como el Buda enseña. La clave está en siempre ir a la Fuente, y tratándose de cosas espirituales, se debe aplicar Espíritu, no mente artificial, no conocimiento intelectual, no ideas preconcebidas y menos ego y vanidad.

El Camino Medio que Santos y Sabios proponen no es una quimera; tampoco es una senda para ‘elegidos’; no es algo que deba interpretarse, ni es una vía que cada uno debe amoldar a sus conveniencias. Es un Camino que posee su Medio y su Forma, su Contenido y su Vivencia. Los Trigramas son en realidad Umbrales a una vida en el macrocosmos que constituye la Vida Superior que rige y gobierna nuestra existencia en este microcosmos. No son ‘Trigramas’ sino Llaves que ubicadas en forma espiritual en nuestro Cuerpo nos transportan, literalmente, a nuestro Ser Superior, sin los límites y restricciones de la mente artificial o la emocionalidad terrenal y de la Carne.

El Camino Medio es una REALIDAD que ensancha, amplia y universaliza la Conciencia de la persona. No la enajena o extravía, sino que la centra ya no en el Yo, sino en el Tao, en Dios. Y entonces, y solo entonces el Hombre puede dirimir y discernir las leyes del Cielo y entender qué es realmente coherente con la realidad Macro y qué no lo es.

Es el Camino de la Humildad: porque para llegar al Camino Medio el Hombre renuncia a todo lo que cree y sabe, y se despoja del ego y de las propias expectativas mundanas, y desechas condicionantes y todo tipo de negociación que pretenda garantizar su control y su propia idea de Si Mismo. ‘Aceptaré lo que viva, lo que vea y lo oiga’.  ‘Quién tenga ojos, vea: quién tenga oídos, oiga’

Discutir, polemizar y entrar en litigios y odiosidades por cuestiones espirituales, por Sabiduría, es necedad y contrario a la Paz que todo Ser Espiritual requiere como agua para su cuerpo.

Este servidor de la Madre Sabiduría no tiene problema para ser escrutado e indagado por medio del sabio Oráculo. Y todo lo que enseño puede y DEBE ser colocado bajo calificación del mismo Oráculo.

No me cansaré de llamar a quienes usan el I Ching a que lo hagan con sumo respeto, que no jueguen con sus formas, y que no inventen contenidos.  Lao tse nos advierte: ‘no juegues con los dioses…te destrozarán’.

Los Santos y Sabios, y su forma y medio:  el I Ching, no son una religión, ni reemplazan a Dios, ni a Cristo, o al Buda. No.  Wilhelm nunca dejó de ser cristiano. Hay taoístas que usan el sagrado oráculo y sus vías espirituales, y hay taoístas que no lo consideran. Hay budistas mahayanicos en China que tienen al I Ching como parte de su práctica meditativa; y los hay que lo rechazan por tratarse de un libro de carácter confucionista.  Hubo en la historia un Mao tse tung que usó el Oráculo al igual que su enemigo Chiang Kai-shek. Ha habido físicos que han hallado en las fórmulas del I Ching magistrales enunciaciones para la teoría de la física cuántica; y hay quienes deprecian este libro por tratarse de algo similar a la superstición.  Sin embargo, en donde nunca ha existido contradicción es entre los matemáticos: jamás nadie ha hecho tan intrincada tabla binaria sin poseer una máquina que lo ayude, como un computador, sino que es sí misma una computadora sin necesidad de aparato.

Un matemático, docente universitario en Milán, me explicaba en los años 80, algo que en ese entonces no entendí: que en realidad el I Ching es la ecuación de la vida en el universo, aplicable a la Tierra y al Hombre, como un ADN que descifra con precisión el aspecto bajo el cual se coloque.  Él decía que puede funcionar en lo más banal hasta en lo más complicado y desconocido, y esto porque lo banal es un aspecto efímero de algo trascendente.  Con el tiempo, y en la medida que esta forma binaria fue siendo familiar y posible de usar, fui comprobando aquello que este matemático experto me dijo en Italia hace más de treinta años atrás. Desde entonces he llegado a la certeza de que para usar correctamente este sistema se debe entrar… no en el conocimiento de las matemáticas… sino en el movimiento…  en el movimiento… de la fórmula ya ordenada y estructurada del sistema binario que el mismo Fu Shi estableció en los orígenes de este Sentido.  Es como hablar con Dios; mejor dicho: es un Arca divina que permite dialogar y entender con quién no es humano pero que sí quiere que los Hombres lo entendamos.


Leave a Reply