Homenaje a Wilhelm

H o m e n a j e   a l   M a e s t r o   R i c h a r d   W i l h e l m

wilhelm

En enero del año 1900 estalló en Beijing, y en las zonas portuarias (Hong Kong y Shangai principalmente) una de las rebeliones más sangrientas de la larga historia china.

A fines del siglo 19 el colonialismo inglés impuso el comercio del opio, al usar esta droga como moneda de cambio por las especias que extraía de China. Esta maniobra condujo a «la guerra del opio», que dio por terminada esta práctica, pero mantuvo a los europeos en territorio chino.

A inicios del siglo 20 en las ciudades portuarias y comerciales hubo una masiva presencia de misioneros cristianos ingleses, alemanes, norteamericanos… entre otros. Todos consideraban que las creencias chinas eran «paganas» y «salvajes». El método empleado por estos misioneros fue severo y muchas veces brutal.

Las zonas campesinas no recibieron esta influencia, pero veían con estupor como los «demonios» (como llamaban a los misioneros) vaciaban a los Hombres de sus raíces y, decían, impregnaban a los convertidos un halo de tristeza y de muerte. Las cofradías animistas, grupos de taoístas alquimistas, y gente del pueblo dio origen a un movimiento fanático llamado «los Bóxer», los cuales guiaron la persecución y matanza de extranjeros en suelo chino.

Desde enero a julio de 1900 la rebelión de los Bóxer alcanzó su ápice sangriento: 30 mil chinos y más de 100 europeos quedaron en los campos de batalla.

La numerosa intervención de tropas alemanas, inglesas y norteamericanas apagó con sangre la desigual batalla. Por dos años el Imperio Chino debió alejarse de Beijing y refugiarse en Provincia.

Cuando Richard Wilhelm llegó a China, en 1906, los ecos anti extranjeros, y el espíritu contrario al movimiento misionero cristiano, no había cesado. El misionero adventista comprendió que no se debía intentar cambiar a los chinos, sino que era menester aprender de éstos.

Richard Wilhelm fue tan respetuoso de las creencias chinas que, al poco estar, miembros de la cofradía del «Jade de las Alturas» abrieron ante éste, archivos a los cuales jamás un extranjero pudo antes acceder. Richard W. se fascinó con las coincidencias profundas entre los Escritos Chinos y la Biblia… y desde esa comprobación él asumió una postura crítica del modo en el cual occidente concebía a los chinos, sobre todo tratándose de religión.

Wilhelm no dejó de ser un profundo cristiano y un activo adventista alemán, pero en 1921, al hacer público su arduo trabajo sobre el Libro de los Cambios se dedicó a enseñar no solamente el I Ching, sino que la amplía y rica cosmogonía de la profunda China.

Muchos cristianos europeos que escucharon a Wilhelm cayeron de rodillas ante una cultura religiosa tan completa.

El aporte del Maestro Wilhelm nace con su valentía de ir a China bajo condiciones turbulentas, pero se sella magistralmente con su aporte universal y enriquecedor que hoy heredamos en su traducción del I Ching .

Conocí de muy cerca a algunos de los que fueron sus alumnos y amigos, e hijos de ilustres discípulos del I Ching, en Basilea, en 1988. Quizás muchos de ellos ya no estén en este mundo, pues en ese año, algunos ya pasaban los 80 años. Lo que aprendí con ellos del Maestro Wilhelm es lo que hoy mueve mi alma y mi dedicación; Richard Wilhelm fue un espíritu de la antigua China encarnado en el religioso cristiano de occidente cuya misión era trasladar los Escritos y conocimientos de la Antigua Enseñanza hasta su nueva morada. Porque en China…el espíritu de la Sabiduría había cesado y debía dejar de ser «Cultura China» para convertirse en «Enseñanza para el Hombre».

Sin Richard Wilhelm tendríamos malas interpretaciones del I Ching, o quizás también se habría perdido como otros Libros Sagrados.

Mi homenaje a Richard Wilhelm es de corazón; con la certeza interior de que él vive en parte en este esfuerzo que no es mío, sino que de las Fuerzas de la Sabiduría que actúan bajo el Sello del Jade de las Alturas…

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Tumba de Richard Wilhelm. Nació el 5/10/1873 en Stuttgart y murió el 3/2/1930 en Tübingen a la edad de 57 años.

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