Lo Cristico y El Camino Medio

Los Santos y Sabios que nos heredaron joyas y bagajes preciosos como el I Ching, entre otros elementos vitales, nos develan un Camino que conduce al Hombre (varón y mujer por iguales) hasta el máximo de su desarrollo de Conciencia, posible en este mundo, en esta franja de Tiempo, y hallándonos en la Carne.

Decimos que este Camino Medio es ‘Cristico’ no porque los antiguos que lograron tan alto cometido hayan sido cristianos, o estén relacionados con aspectos políticos, históricos o religiosos de la fe de la antigua Israel o del cristianismo, o de la Grecia de los apologetas. Nada de eso.

Lo Cristico es el Sentido y el Fundamento de la Sabiduría y Virtudes que hacemos nuestros a partir de la enseñanza, rol y presencia del Cristo; pero que en su contenido son universales, no ceñidas por una religión determinada, coincidente con toda creencia y fe que postula a la Sabiduría, a la Virtud y al Camino Espiritual, y que coloca a Dios en el Hombre: siendo el Espíritu en la persona la semejanza e imagen del Creador.

Los Santos y Sabios alcanzan las puertas de Lo Superior que pudo hacerles entrar en la divinidad: antes de aquello eligieron permanecer cerca de los Hombres para ayudarles a elevarse hasta el Camino Medio que les permita la Conciencia plena de la realidad, fuera de toda ilusión, en modo de que, de este forma y manera, estuviera el Ser en grado de ‘tomar decisiones’ con Conciencia nítida sobre las leyes que rigen a este mundo y a los Hombres,( y las leyes que caracterizan a los mundos superiores y a los dioses).

Cristo saca al Hombre común, lo aparta, e inicia en éste un Camino ascendente hacia el Logro de la mayor Conciencia: lo hace de manera simple, desde practicas de Virtud que requieren Fe, Entrega y sobre todo CONFIANZA en su Divinidad y Conducción.

Cristo nos entrega hoy un Camino diseñado por su Mano para que de Hombres comunes y terrenales vayamos escalando hacia la condición de Seres Espirituales en grado de poner por obra la Voluntad del Creador (Padre) que mora en el Espíritu de la persona. A ese mismo itinerario los Santos y Sabios llamaron: ‘cumplir la Índole Interior’ o ‘la Conciencia del designio’.

La diferencia entre aquello que Santos y Sabios proponen y lo que Cristo nos plantea: reside en que el Camino Medio que inicia el Hombre común puede NO tener resuelto el tema y asunto de la relación con Dios, y esto mismo irá esclareciéndose y resolviéndose en el transito ascendente del andar. Pero que, una vez logrado el ápice del sendero, -enseñan los maestros-, habrá- inevitablemente- ‘un encuentro con su Señor’ que determinará y resolverá todo aspecto con la divinidad.

En cambio, siendo igual la exigencia de Conciencia, Virtud, Coherencia, Sabiduría  y Entrega en un acrecentamiento gradual de la Conciencia: el Cristo ya se plantea a Si Mismo como Dios, y  el aumento del volumen de la Conciencia en el Hombre, éste lo vivirá ya sosteniendo encuentros paulatinos y en espiral con Su Señor.

Ambos Caminos son coincidentes en Valores, Espiritualidad, Virtudes y Sabiduría; y una persona en el Camino Medio sin resolución de su relación con Dios, y otra:  en el mismo Camino, pero con Cristo como su Dios: tendrán desafíos similares, tendrán metas parecidas, vivirán instancias idénticas, y usarán instrumentos semejantes y sincrónicos. Las diferencias estarán siempre en el interno de la persona, en la vivencia espiritual, y en el grado de Conciencia que se irá desarrollando: y esto es natural, pues una vía no tiene resuelto LA PERTENENCIA a un orden divino…y el otro hace el mismo andar con su PERTENENCIA ya resuelta. Y eso se vive solamente en el interior, en la Conciencia y en la Espiritualidad.

El Hombre común siempre intentará jugar con estos asuntos sagrados y trascendentes: tomarlos a la ligera, usarlos con miras espurias, manipular sus contenidos y significados, especular doctrinas hasta enrarecerlas, tergiversar su sentido. Por lo mismo es que hay ciertas leyes que el  Hombre Digno debe siempre respetar.

Es una Ley de Conciencia que no hay Hombre alguno en este tipo de mundo que desde Lo Básico y desde la Carne, y con solamente la mente artificial, sin Conciencia de su Espiritualidad, pueda entender a Dios. Por lo mismo: toda idea, fe, voluntad, creencia y cultura religiosa que se rehace a una divinidad sin instruir al Hombre en el Camino hacia el Logro de la Sabiduría, Virtudes y su vivencia Espiritual gradual y ascendente, -en modo que en libertad vaya sosteniendo experiencias de Fe que lo acerquen a la divinidad- y tenga el Hombre Conciencia de las leyes que rigen a este mundo y de las leyes que sostienen a Los Cielos… de no existir tal enseñanza y camino… hay ignorancia. Y la fe y la religiosidad basadas en la ignorancia es una prisión para el Hombre y un campo de cosecha para los demonios.

Es cuestión primordial entender el tipo de mundo que es este: no una elevado, tampoco uno tenebroso. Un mundo medio en donde los poderes de los dioses y del cosmos luchan por prevalecer: siendo el Hombre, y lo que éste ES en su interior, el centro de este litigio y combate.

Conciencia de la temporalidad y la impermanencia: que el Tiempo pasa según las condiciones de esta materia, y que el Hombre posee un tránsito perecedero por este Tiempo y materia para en su brevedad adquirir la mayor Conciencia posible de su Espiritualidad.

Que el Hombre de este mundo posee ‘Tres Yo’ (Mente- Alma- Espíritu) y debe discernir estos Tres Yo para definir el GOBIERNO de SI MISMO.

Que tanto el Camino Medio, como lo que Cristo plantea EXIGE que sea el Espíritu el que Gobierne al Hombre. En términos Cristicos es:  ’romper con el Yo Ego’ para lograr el ‘Yo Soy’.

Nada de lo Espiritual será pleno y obtendrá Logro sin la Obra de la Virtud: que es el principio del ‘maestro y el discípulo’; a saber: que la luz lograda en uno debe ser mostrada y repartida entre quienes van entre penumbras y buscan un haz de luminosidad para iniciar también ellos y ellas su Camino ascendente a la Conciencia. Y esto implica que el ‘maestro’ se hace a sí mismo no sólo absorbiendo luz para su propio candil: sino que  expandiendo la luz en otros y en muchas personas que requieren iniciar la senda Espiritual.

Y que el Discípulo nato es aquel- aquella que recibe con receptividad e inocencia, con disponibilidad y entrega, la enseñanza del (de la) maestro-a; y que luego, al avanzar en su discipulado, seguirá recibiendo nutrición de su maestro-a, pero ya, a su vez, podrá comenzar su maestría entregando la luz adquirida a quienes carecen de toda luz.

De este modo: el Hombre Logrado será discípulo de Lo Superior y gran maestro-a de personas que reciben su enseñanza; y los -las discípulo-as de éste-a serán también iniciados en la maestría para quienes  se nutren en sus primeros escalones.

A este mismo Orden de Virtud, Cristo llama: Su Sacerdocio.

‘No jugar con estas cosas ‘  es un llamado a no cometer el error humano, de Hombre básico, que de algún modo busca burlar el Orden y Leyes que rigen este ascenso al Cielo.

Jugar, por ejemplo, a elegir dioses a propio antojo, renunciando a unos y optando por otros: eso no es permitido por alguna fuerza real en Lo Superior. O entrar el litigio con el dios elegido por asuntos banales que a su vez rompen con las Virtudes y la Sabiduría. Cosas que el Tao aborrece porque son bazofias que ofenden al Hombre en su inteligencia.

Para resolver este asunto se nos devela que Tres dioses han intervenido en el proceso humano, y cada uno con su rol y propósito, y los Tres en perfecta armonía ascendente y gradual en su cualidad y herencia: en modo que de los Tres el Hombre ha sido agraciado con nuevas condiciones y mayor posibilidad de recuperar su divinidad perdida: Krisna, Buda y Cristo.

La Sabiduría de los Santos y Sabios enseña que hace mal el Hombre básico y común elegir a un dios desde su carnalidad, instintos, deseos  e ignorancia. Que antes debe despertar su Espiritualidad y obtener la Conciencia suficiente sobre los asuntos Espirituales y de Fe.

Hay una fe básica: la creencia. La que puede ser de connotación muy humana y terrenal, o pudiera ser ya la hebra de una realidad espiritual importante. Por esa fe la persona puede elegir a un dios por cultura religiosa, por influencia familiar, pero sin saber nada de cómo Dios se ha relacionado desde siempre y en todo el orbe con los Hombres. O quizá sí tiene clara su opción por el dios que le llama y le insta: pero pudiera dar a éste connotaciones humanas y terrenales que no son propias de una divinidad.

Cristo llama ‘Investir la Fe’ del creyente; es decir; dar ropaje de Sabiduría y de información sobre la cualidad que hace a su divinidad. En modo que la persona pase de la fe instintiva o creencia básica… a una Fe informada, es decir ’Investida’. El Buda coloca Nueve Estados de buidad para romper con la ignorancia y ascender a la Conciencia Búdica.

Una Fe que ‘no mueve montañas’ es para Cristo una fe débil que no conduce al reino de Dios.

Todo el Camino Medio postula a dar bases consistentes a la fe primaria, desde la cual debe desarrollarse esa Fe convertida en Poder.

Precisamente porque el andar debe poseer un Orden desde los inicios, y todo paso y decisión debe realizarse bajo inocencia, con plena honestidad y verdad, es que no hay algún Camino Superior verdadero que pueda aceptar juegos y manipulaciones humanas que degradan y degeneran toda vía a la Sabiduría.

Por ejemplo: el Oráculo entregado por dioses a los Hombres, el I Ching, es un programa vivo  que debe ser respetado en sus leyes y funciones: de otro modo entramos en el juego y manipulación del soberbio ‘Hombre básico’, el cual desde su supuesta inspiración e ilustración interpreta y concluye aquello que su mente artificial y egolatría le dicta desde la necedad.

El neófito con propósitos de entrar en el Camino Medio y ascender hasta Lo Superior, asumirá que su relación con el Oráculo deberá ser gradual, de respeto, de aprendizaje, de estudio, de practica y experimentación, de acierto y error: pero NUNCA desde la ignorancia; por el contrario: aprendiendo y haciendo propia cada enseñanza que abra más las puertas del Cielo  y de su  Conciencia. Y para eso cuenta con el Oráculo: para dialogar y demandar, a éste, sobre textos, enseñanzas y maestrías que lo ayuden a nunca salir de un Camino Medio… que lo catapultará hacia lo más Logrado de este mundo.

Jugar con el Oráculo, especular, inventar formas personales por auto concedida autoridad, y no acudir al mismo Oráculo ante enseñanzas y aportes que sí pudieran ayudar a progresar en el ascenso: es un acto de suma tontera, y de paupérrima razón.

Peor aún si hallándonos en el Camino Medio con el Cristo ya elegido- y recíprocamente  relacionados – insistiéramos en viejas costumbres religiosas del cristianismo cultural y de los modos en que se ha configurado la apostasía (esa que proclama a Jesús en forma genérica y relativa, y niega la divinidad del Cristo y el camino de transformación al cual es posible acceder). Tal caída, desde una altura excepcional, no puede sino causar graves efectos espirituales y determina, seguramente, un estado de dolor no humano en el paso por la muerte.

Jugar con los dioses es peligrosos, así como con los asuntos divinos, espirituales y superiores; es altamente riesgoso: compromete el resultado final de nuestra existencia, y aquello que recogeremos- en el paso por la muerte-  como frutos de nuestra propia siembra.

‘Más abajo que los dioses, más arriba que el Hombre común’ ‘llegar al Cielo que permita al Hombre Logrado conocer y saber de las leyes celestes y de las leyes terrestres’ ‘Ponerse en grado de entrar al camino de los dioses, o permanecer al servicio de los Hombres para su elevación y Gran Logro’ – Tal es el Camino Medio-

Un Ser Logrado tendrá siempre una puerta abierta en la Casa de Dios. Y todo quién entra en el camino de los dioses, según la Índole que el Creador ha designado: ya es un Hombre Logrado.

Podemos optar por no saber, por no conocer, por mantenernos al margen y en la ignorancia de estas cosas: y esa será una opción nítida por el Hombre de este mundo, Carnal, humano sin Espiritualidad, y auto prevalente. Y eso no es asunto que nos concierna: porque cada persona hará uso de su libertad según las opciones que asuma para su vida y persona. Y no será nunca tarea sabia que aconseje Dios el forzar al común Hombre terrenal a creer en dioses que no entiende y que al final adaptará a su forma nimia: humanizando lo que jamás será de este mundo, ni será humano.

No es aconsejable entrar en litigios, discusiones y debates sobre estos asuntos espirituales con los ilustres intelectuales de este mundo: quienes toman lo de los dioses para antojadiza filosofía individual y búsqueda de propia luminaria del ego.

Lo de Dios nunca se disputa. Lo divino jamás servirá para abrir brechas de odio, odiosidades, discriminación, guerras y violencia a cualquier nivel y manifestación.

Y los demonios nada tienen que hacer en los caminos de Dios: ni trabajan para Dios, ni se confabulan con los dioses del Reino de la Luz, ni se encargan de ‘castigar’ a los que, desde su humanidad básica, no cumplen- supuestamente– con sus creencias, reglas eclesiásticas y normas inventadas por otros hombres. Tales patrañas son invenciones de hombres ambiciosos y malvados, movidos por el perverso instinto del señorío esclavista.

Los demonios pertenecen a ‘otro reinado’: al principado de Lo Tenebroso. Y nada tiene que ver y hacer en el Camino que Santos y Sabios nos proponen. Y menos tienen alguna relación de reciprocidad- sino que, absolutamente, por el contrario- con Cristo y su Plan de Salvación: el cual   conduce a todo Hombre (varón y mujer por igual) al retorno  seguro hasta el  Lugar del Padre… en modo que todo Ser recupere por fin su divinidad caída.

24 del 12 2018

 


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