Ene 12 2019

PASADO

PASADO ¿Existe el pasado? ¿Para qué?

Mientras nuestro pasado esté sumergido en nebulosas, circundado de gruesos muros, encapsulado en algún recoveco de la memoria bien escondida: quizás no sea un problema consciente; pero de todos modos y seguramente desde su lejanía aparente nunca dejará de elevar su pulso influyente que definirá muchos aspectos en la vida de la persona, sin que ésta sepa con certeza de dónde provienen estos latidos que hunden sus pies por tierras fangosas…cada cierto tramo del andar.

Pero hacer del pasado la razón de cada día- sea por gloria y bienestar, sea por suplicio y mal– es una cobardía: pues ya lejos de la vivencia diaria y de los avatares de esa realidad pretérita, resulta cómodo y oportunista  persistir en rememorar hoy aquello que  nunca fue discernido con altura de mira:   para fabricar en los abismos de la psiquis realidades inexistentes que pululen a la sombra de un pasado parcial y bien elegido, que ahora es útil para no enfrentar la vida actual,  y no tomar decisiones que miren a la vejez y a la muerte cara a cara.

El pasado no puede ser un subterfugio, jamás una salida de escape, menos un túnel del tiempo que desciende a los abismos insondables.

Porque no hay pasado si aún vives la misma existencia. La vida entre el nacimiento y la muerte es todo un presente. Y la vida presente tiene etapas, tiempos, experiencias, momentos, desafíos, victorias, derrotas, oscuridad, luminosidad…CAMBIO. La vida es un constante cambio.

Considerar al tiempo como el factor que pasa por nosotros, y que es éste el que condiciona nuestra existencia, cumpliendo nosotros un simple rol de ‘victimas’ inconsultas o elementos inermes: es una ilusión.

En realidad, somos nosotros quienes pasamos por el Tiempo. Y son nuestros actos, obras y decisiones las que van determinando los movimientos y cambios  en el tiempo por el cual pasamos.

La ley que crea al Tiempo no cambia. Las condiciones del Tiempo se mueven.

El Tiempo es una ley determinada por Masa más Energía. Hay muchos tipos y cadencias de tiempo a según de la Masa más la Energía. Cada Mundo tendrá entonces ‘su Tiempo’, y su medida temporal.

Y el tiempo no son los años (que es una simple cuenta física según los giros de nuestro planeta en torno al sol), sino aquello que PASAMOS y VIVIMOS mientras vamos transitando brevemente por el Tiempo. Y tampoco el tiempo es nuestra vejez: que es consecuencia del agotamiento gradual de lo temporal que al pasar por el Tiempo va degradándose hasta su término. Ni la muerte marca el final del Tiempo: el cual no se afectará por nuestra presencia y pasaje, y desaparición

De acuerdo con esto: el pasado es nuestro presente que se consume caminando hacia la salida del Tiempo por el cual viajamos.

Los santos y sabios nos enseñan el arte de gobernar: y el Gobierno de Sí Mismo es el primer gran eslabón del arte de gobernar. Y lo primero entonces es: Gobernar el pasado para hacerlo un tesoro de una existencia única. Lo segundo: concebir ‘el Tiempo’ como una ley objetiva por la cual pasamos, envejecemos, enfermamos y morimos.

Para esto, nos iluminan los antiguos, debemos saber entender el Tiempo: pues asumiendo que somos nosotros quienes pasamos por sus leyes, y no al contrario, tendremos la Humildad para aceptar la realidad que conforman las vidas que poseemos en una existencia.

Porque ‘la realidad’ está hecha de vidas que unidas completan una existencia.

Aceptar y comprender la existencia en cada una de sus manifestaciones y realidades, nos permitirá entender la vida toda que nos hace ser aquello que somos. Es decir, no hay pasado: sino ‘otras vidas’; pero al hacer parte de la misma existencia – de la cual sí tenemos conciencia, recuerdos y memoria– en realidad ese pasado no ha pasado: sino que somos nosotros pasando por el Tiempo; viviendo nuestra temporalidad, según experiencias y vivencias que debemos saber ponderar para extraer de éstas el zumo y lo vital que nos dará la respuesta final…la flor de oro de nuestro existir: el sentido del camino y el propósito de pasar, la meta trascendente por lograr, y la clave para no arrastrar deudas y salir livianos por el umbral que llamamos muerte.

Enredarse con el pasado es una trampa en la que se cae por soberbia, por ira, por dolor, por miedo, y/o por culpa.

Petrificar lo pasado, y evadir o no considerar los cambios, y carecer de ‘sentido de realidad’ que permite entender el devenir de nuestro recorrido por el Tiempo: no nos hace ‘coherentes’…sino arcaicos y rígidos.

Evadir el pasado es anular parte esencial de la propia existencia: como eliminar vidas que dan consistencia a la existencia toda.

GOBERNAR el pasado es asumir las vidas que nos ha tocado vivir; y la sabiduría consiste en UNIR – hallando la columna vertebral– cada vida, o etapa de la existencia, a su razón profunda; y vernos a nosotros mismos en cada tramo, e ir mirando de frente cada fase de vida desde nuestra mayor madurez actual, con sincero espíritu crítico, haciéndonos la pregunta: ¿qué debo aprender? ¿Qué me enseña esta vida, esta experiencia, este hecho, estos momentos, etc.?

Somos discípulos de la Vida. Y como todo buen educando debemos ser Humildes en la aceptación de la existencia que recorremos.

Entonces hallaremos el ‘para qué’ de cada experiencia y vivencia: solamente si lo vivido es parte de nuestro hoy para hacernos más sabios y con mayor altura de mira, y con ello somos más misericordiosos con la existencia de otros: entonces habremos cumplido con una parte trascendente y vital de este paso por el Tiempo… entre el nacer y el morir.

Así como es en lo personal, así también es en lo social: nadie es alguien verdadero si se ha anquilosado en una parte de algo pasado, sin considerar los cambios ni los movimientos de la realidad: enrolarse a sí mismo en un ‘ismo’ derivado de hechos políticos de antaño  –que deben enseñarnos y del cual debemos aprender – es asumir sobre sí todo cuanto acontecido en ese pasado que agitamos,  y con ello hacemos propia la plena  responsabilidad que encierra dicho ‘ismo’ en el cual nos encarcelamos (comunismo, chavismo, fascismo, pinochetismo…o cualquier otro ‘ismo’.)

Y cuando la persona se mengua a si misma en ismos y auto calificaciones que debieran dar – supuestamente- firmeza a su persona: en realidad se está empequeñeciendo  hasta convertirse en una sombra que pierde su significado por evidente carencia de inteligencia:  al rechazar la ley del  Cambio a la cual todo lo temporal está sujeto; un Cambio que nos permite un pasar constante del cual debemos aprender para crecer.

Así como debemos emplear sabiduría en nosotros mismos, debemos aplicar sentido común y sentido de realidad en lo demás, como en la visión de la sociedad humana: sobre todo cuando hablamos de seres humanos. Porque en todo, siempre, estará siempre primero el valor de Ser Personas. Y una Persona es un Ser integro, completo, y no parcial o según la parte que queramos ver, o la fracción que pretendemos que otros ponderen de uno mismo.

Así también debemos vernos como Sociedad Humana: que posee un nacimiento y ha recorrido un camino, y ha pasado, y pasa, por el Tiempo; y debe aprender de esas vidas varias y variadas que conforman la existencia humana.

Y el pasado y la memoria ancestral es parte del hoy existencial que culminará el día en que ya no haya planeta, o el sol se apague, o nos exterminemos a nosotros mismos, o a Dios se le termine su infinita paciencia… que sólo los Hombres podemos agotar.

Nos hacemos un mal al remitirnos sin espíritu crítico al pasado, y desde éste- como suspendido en la concepción subjetiva del tiempo- pretender adquirir un presente que suene coherente. El pasado hará parte armoniosa del hoy solamente si el hoy es superior al pasado.

Así como nos hacemos daño al no saber Gobernar nuestro propio pasado… tampoco seremos seres inteligentes si nuestro pasado no nos enseña a no caer en los viejos barrancos de los cuales pudimos salir. Y seremos indignos y bazofias pasando por el Tiempo si siempre estuviésemos mirando al pasado para buscar la piedra conocida  para tropezarnos, y repetir- por opción y decisión–  las mismas atrocidades que ya un día nos hundieron en los infiernos.